El cambio climático puede ser la causa de la pérdida de los hábitats comunes en los que viven los osos pardos, por lo que éstos podrían migrar a las áreas habitadas por humanos, y provocar conflictos entre ambas especies, indica un estudio publicado por la revista Science of the Total Environment.
El cambio de temperaturas, la vegetación y la abundancia de presas son algunos de los factores en los que el cambio climático tiene un impacto negativo.
“Una reducción sustancial en el área de distribución y el tamaño de la población de especies de presas naturales debido a la degradación del hábitat y la caza furtiva puede aumentar la dependencia de los osos de la búsqueda de plantas, especialmente fuera de las áreas de conservación (CA) y de no caza (NHA)”, señala el investigador Vicente Penteriani, de la Universidad de Oviedo, España.
La investigación realizada al este de Irán, evalúa el impacto del cambio climático en la distribución de la especie. Los bosques en esta nación están habitados por poblaciones pequeñas de osos pardos, que son propensas a la extinción en el futuro.
Los investigadores proyectaron el impacto del cambio climático para los años 2050 y 2070 a través de cuatro escenarios distintos de calentamiento global. Los resultados revelaron que el área de distribución actual de la especie, que abarca el 40.8 por ciento del territorio estudiado, podría disminuir entre el 10 y el 45 por ciento.
“La pérdida de hábitats adecuados es un desafío para la conservación de los osos pardos porque puede hacer que se muevan fuera de las áreas protegidas. Tal movimiento puede aumentar los encuentros repentinos con humanos y dar como resultado un aumento de los conflictos entre humanos y osos y la mortalidad de osos”, indicaron los investigadores.
Reducción de gases de efecto invernadero podría salvar el hábitat de los osos
Los investigadores señalaron que implementar estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, podría ayudar a proteger de manera eficaz a los osos pardos en el futuro.
“En realidad, la cooperación entre los responsables políticos nacionales y otros responsables de la toma de decisiones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es un asunto serio que debe considerarse con urgencia”, indicaron.
Incluso, estudios anteriores ya demostraron que mitigar las emisiones de contaminantes junto con la protección del hábitat también podría mejorar el estado de conservación de el oso polar.
“Sin embargo, debido a la cantidad de las emisiones que se han acumulado en la atmósfera, habrá un retraso (de 10 a 20 años para el hielo marino) entre el momento en que se produce la mitigación y se detiene o estabiliza la pérdida de hábitat”, concluyeron.