El 24 de julio de 2010, más de 1 millón de personas se adentran bailando en un oscuro túnel de 200 metros de longitud. La multitud de festivaleros, ataviados con gafas de sol y pelucas fluorescentes, se dirige a una antigua estación ferroviaria situada en la zona industrial de Duisburgo, en el este de Alemania, para participar en la Love Parade, uno de los festivales de música electrónica más concurridos del mundo.
A medida que transcurren los minutos, la densidad de personas aumenta peligrosamente. Los visitantes del festival, apiñados unos contra otros, apenas pueden mover los brazos ni las manos. En el centro de la marea humana, algunos ni siquiera tienen ya espacio para respirar y, hacia las cinco de la tarde, mientras suenan los temas de los mejores DJ del mundo, las primeras víctimas empiezan a asfixiarse.
El número de bajas será elevado: 21 muertos y 651 heridos. Un superviviente declara en el periódico Bild: “Resultaba imposible salir del túnel. Era como si hubiera un muro de personas delante de mí”.
Apenas un mes antes de la tragedia, yo defendía mi tesis doctoral en un anfiteatro de la Universidad Paul Sabatier de Toulouse. La tesis versaba sobre los desplazamientos de multitudes.
Había pasado tres años examinando el movimiento de masas en toda clase de lugares: en calles comerciales, en mercados navideños, e incluso en el marco de experimentos de laboratorio. Por eso no me extrañó que, cuando los medios de comunicación anunciaron el accidente de la Love Parade, todas mis amistades me preguntaran lo mismo: ¿qué se debe hacer en una situación así? ¿Qué comportamiento es recomendable para sobrevivir cuando uno se queda atrapado en una marea humana, como les ocurrió a las víctimas de la Love Parade? Vamos a analizarlo más detalladamente.
¿Por qué la multitud mata?
Desde los años noventa, la intensidad de las avalanchas humanas ha seguido un aumento constante. El último caso que nos ha llegado ha sido la tragedia de Seúl, en la que al menos 154 personas han fallecido. En promedio, todos los años mueren unas 380 personas en este tipo de accidentes, el más mortífero de los cuales tuvo lugar en La Meca en septiembre de 2015, donde perdieron la vida 2 mil 300 personas.
Son tres los polos de atracción que reúnen las concentraciones más multitudinarias: la religión, el fútbol y las fiestas. Fiel resumen de las pasiones que mueven a los seres humanos…
Por ejemplo, en La Meca, el peregrinaje musulmán congrega todos los años a más de 3 millones de fieles. Cierto es que la capacidad de los estadios de fútbol es mucho menor, pues tienen aforo para unas decenas de miles de personas, pero los festejos populares que se celebran después de una victoria importante pueden atraer a cientos de miles de fans a las calles de una ciudad. Recuérdese, por ejemplo, la imagen de los Campos Elíseos abarrotados de gente el 15 de julio de 2018, tras la victoria de Francia en la final de la Copa del Mundo de fútbol.
Y en cuanto a los festivales de música y los conciertos, tampoco se quedan atrás. El récord más grande que se ha observado jamás lo tuvo el espectáculo de sonido y luz organizado por Jean‑Michel Jarre en Moscú en septiembre de 1997, que reunió a 3.5 millones de personas.
En condiciones tan extremas, el más mínimo fallo de organización puede convertirse de inmediato en una pesadilla. Pero ¿qué ocurre exactamente durante una avalancha humana? Es curioso, pero la dinámica de este fenómeno no se ha llegado a comprender hasta hace muy poco, apenas en 2006, con motivo de una nueva tragedia.
“Temblor de multitud”
Ese año se produjo una estampida de gran magnitud que causó la muerte de 362 peregrinos musulmanes en La Meca. En esa ocasión, el accidente pudo grabarse con una cámara de vigilancia, cuyas imágenes se enviaron a 5 mil kilómetros de allí, al laboratorio del físico alemán Dirk Helbing.
Gracias al valioso vídeo, este investigador especializado en el comportamiento de masas logró hallar la clave del misterio: el “temblor de multitud” (en inglés, crowd-quake). Se trata de un fenómeno colectivo que se produce de manera espontánea cuando la densidad de personas alcanza un límite crítico que se sitúa en torno a los 6 individuos por metro cuadrado. En este nivel de congestión, los contactos físicos entre los cuerpos son tan intensos que el más mínimo movimiento desata una ola de estampida que se propaga a través de la multitud.
Esas ondas de choque, semejantes a las sacudidas sísmicas que se producen durante un temblor de tierra, hacen que las personas se caigan al suelo y se vean sometidas a presiones físicas aplastantes.
Desde que se hizo este importante descubrimiento, se han detectado sistemáticamente “temblores de multitud” durante estampidas letales como la que tuvo lugar en la Love Parade. Y, aunque cada vez se conocen más datos sobre estos fenómenos, todavía no se ha encontrado ninguna solución para frenar una estampida una vez que se pone en marcha.
Manual de supervivencia
Entonces, ¿qué se debe hacer cuando uno queda atrapado entre la multitud, ve cómo se estrecha el cerco y empieza a notar los temblores? A continuación ofrecemos algunos consejos de supervivencia elaborados gracias a las investigaciones que llevamos a cabo en los laboratorios de Fouloscopie, dedicados a estudiar el comportamiento de las multitudes.
- Mantenga los ojos abiertos
Su primer objetivo será salir de la masa lo antes posible. Mire a su alrededor: ¿qué es mejor, dar media vuelta o seguir avanzando? Para saberlo, intente calcular dónde se encuentra el epicentro de la estampida, el lugar donde la aglomeración está en su máximo nivel, y diríjase hacia donde la densidad se va reduciendo progresivamente. Y no olvide mirar hacia arriba. Tal vez encuentre una vía de escape rápida escalando una barrera o subiéndose a la barra de un bar.
- Váyase mientras esté a tiempo
Cuando la densidad aumenta a su alrededor, el espacio disponible disminuye y su libertad de movimiento se reduce progresivamente. Cuanto más espere, más difícil le resultará salir de allí. El tiempo juega en su contra. Por tanto, no dude en salir de la zona de fuerte congestión en cuanto empiece a sentirse agobiado y mientras todavía tenga espacio suficiente para moverse.
Además, al apartarse del centro de la multitud, reducirá el riesgo de accidente para los demás, pues su ausencia tendrá como efecto aligerar la congestión para quienes se quedan en el sitio.
- Manténgase en pie
Si es demasiado tarde para huir, no le queda más remedio que adaptarse. En tal caso, la recomendación más importante será mantener el equilibrio. Pase lo que pase, permanezca de pie, o, de lo contrario, se verá atrapado en una situación crítica. Durante una avalancha humana, las personas están tan cerca unas de otras que, si usted se cayera, arrastraría inmediatamente a sus vecinos por efecto dominó. Antes de que pueda levantarse, el peso de los cuerpos lo dejarán inmovilizado contra el suelo. Así pues, ¡manténgase en pie! Por ejemplo, tenga especial cuidado con las mochilas u otros objetos abandonados que puedan hacerle perder el equilibrio.
- Ahorre oxígeno
El oxígeno será su más preciado recurso, y lo echará en falta si la situación se agrava, ya que la gran mayoría de las muertes se producen por asfixia. Por ejemplo, procure no gritar si no es absolutamente necesario, y controle la respiración en la medida de lo posible.
- Repliegue los brazos
Descubrí esta técnica leyendo los informes de Paul Wertheimer, director de Crowdsafe, una consultora especializada en control de multitudes. Y la verdad es que es una buena idea. Cuando la presión se hace demasiado intensa, repliegue los brazos en el pecho, como un boxeador. En esta posición podrá proteger la caja torácica y mantener algunos centímetros de espacio alrededor de las costillas y los pulmones.
- Déjese arrastrar por la marea humana
Cuando nos empujan, el reflejo natural consiste en resistir a la presión empujando en la dirección contraria. Sin embargo, en el caso de una avalancha humana no es aconsejable actuar de esta manera, ya que no se puede contrarrestar una onda de choque con la fuerza de los brazos exclusivamente. La presión que ejerce el gentío lo arrastrará a usted, haga lo que haga. Por tanto, ofrecer resistencia sería desperdiciar una energía sumamente valiosa. Además, al resistirse, podría aumentar la tensión física, y eso haría que las siguientes olas fueran todavía más intensas. Debe hacer lo contrario: déjese arrastrar por la marea humana y procure simplemente mantener el equilibrio.
- Aléjese de las paredes
El único sitio donde no debe aplicarse el consejo anterior es cerca de una pared, una valla o cualquier otro objeto sólido. Los estudios muestran que la proximidad de un obstáculo es una importante fuente de peligro. A menudo, las primeras víctimas de una estampida quedan aplastadas contra una pared, como ocurrió durante la situación de pánico que se vivió en Turín en 2017 o durante las tragedias ocurridas en los estadios de Heysel y Hillsborough en los años ochenta. Nuestras simulaciones numéricas muestran que las presiones más intensas se ejercen cerca de un obstáculo sólido. Así pues, en la medida de lo posible, aléjese de las paredes, los postes o las vallas.
- Aprenda a interpretar las señales de densidad
Para que pueda tomar las decisiones correctas, es importante que sepa evaluar la gravedad de la situación. Pero ¿cómo lograrlo sin un instrumento de medición y cuando usted mismo está inmerso en la masa? A continuación se ofrecen algunas reglas sencillas para que pueda calcular la densidad a su alrededor:
- Si no tiene ningún contacto físico con las personas que lo rodean, es probable que la densidad todavía sea inferior a 3 personas por metro cuadrado, y en tal caso no hay situación de riesgo.
- Si toca de forma involuntaria a uno o dos de sus vecinos al mismo tiempo, la densidad se sitúa probablemente entre 4 y 5 personas por metro cuadrado. No hay un peligro inmediato, pero sería preferible que empezara a alejarse tranquilamente del núcleo de la congestión.
- Si los movimientos de sus brazos se ven obstaculizados de tal manera que le cuesta acercarse la mano al rostro, hay demasiada gente. ¡Salga de ahí!
- En situación de pánico
Una estampida por pánico es un caso particular en el que una muchedumbre se precipita en una misma dirección para huir de un peligro real o supuesto, como ocurrió en la estampida en Madhya Pradesh, en India en 2013, en la Place de la République de París en noviembre de 2015, en la plaza San Carlo de Turín en junio de 2017 o en el Cours Saleya de Niza en julio de 2018.
En tales situaciones, tenga en cuenta que la avalancha humana puede ser más peligrosa que la amenaza de la que huye. Por tanto, tómese unos instantes para evaluar la naturaleza del peligro y apártese con calma para mantenerse lo más lejos posible del tumulto.
- La ayuda mutua
Si la situación es grave para usted, también lo es para las personas que le rodean. Los estudios realizados por el psicólogo John Drury, de la Universidad de Sussex (Inglaterra), han mostrado reiteradamente que el altruismo y la ayuda mutua son elementos fundamentales para evitar una tragedia. Una multitud solidaria tiene más posibilidades de sobrevivir que un gentío individualistas. Así pues, sea solidario y atento con los demás y ofrezca ayuda cuando pueda, procurando que quienes estén a su lado no se caigan y cuidando a los más débiles. Todo el mundo saldrá ganando, y usted también.
La nota original la encuentras en la siguiente liga: https://theconversation.com/diez-consejos-para-sobrevivir-durante-una-avalancha-humana-110660
Por Mehdi Moussaid, Investigador interdisciplinario especializado en comportamiento de multitudes, Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano.
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