Estudiantes y profesores de la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca (UTVCO) encontraron una nueva forma de aprovechar el bagazo de maguey convirtiéndolo en palas de aerogeneradores.
El bagazo es el residuo de la producción de mezcal, pero sus propiedades le permiten ser más resistente que la fibra de vidrio, el material con el que actualmente se elaboran estas palas, indicó Alejandro Alderete Nava, catedrático de la ingeniería de energías renovales y quien participa en el proyecto, a Conacyt.
Actualmente, los alumnos de la ingeniería de esa universidad están probando el aspa, la cual fue diseñada para un aerogenerador de baja potencia de 600 watts. Los estudiantes arman y desarman el aerogenerador para conocerlo a detalle.
"En la universidad nos encontramos desarrollando otras dos aspas resistentes, durables y cuya resina con la que sean fijadas sea también de origen natural, para dejar de utilizar materiales que dañen el medio ambiente en su producción y a consecuencia de su desgaste", indicó el académico, quien ha investigado cómo contribuir al desarrollo de tecnologías amigables con el medio ambiente en la generación de energía eólica.
El académico agregó que esperan crear otras palas más durables y que sean fijadas con resina hecha de materiales naturales; además, consideran elaborar otras a base de fibra de coco, otro material de desecho y de gran resistencia.
Debido a sus corrientes de viento, la zona del istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, concentra 26 de los 45 parques eólicos en el país y tan solo el año pasado produjo 6 mil 200 GWh, lo que corresponde al 62 por ciento de la producción total en el país, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Energía Eólica (Amdee).
En 2017, 5.5 por ciento de la electricidad producida en el país (alrededor de 10 mil 600 GWh/año) fue generada con viento y la Secretaría de Energía estima que para 2029 alrededor de 16 por ciento de la electricidad de México será producida con tecnología eólica.