Ciencia

El niño momia, descubierto en cuevas de Tamaulipas, esconde secretos milenarios

Tenía año y medio al momento de morir, y a su alrededor pusieron una ofrenda de maíz, olotes y cuatro pedúnculos de calabaza.

CIUDAD DE MÉXICO.- Tenía año y medio al momento de morir y a su alrededor colocaron una ofrenda de maíz y calabaza.

Así es el niño momia, descubierto recientemente por antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en La Escondida, un conjunto de cuevas situadas en el estado de Tamaulipas, y que son estudiadas, además del INAH, por la UNAM y las universidades de Córdoba, España y Suecia .

Este infante podría permitir a los expertos saber más acerca de las civilizaciones cazadoras-recolectoras que ocuparon el norte de México hace miles de años.

"En ellos encontramos las piezas del rompecabezas que ayudan a explicar mejor los procesos de adaptación al medio ambiente, cultura y sociedad, aspectos de gran relevancia para conocernos como humanidad, que en este caso particular, aporta de manera distintiva el noreste de México", indicó Jesús Ernesto Velasco González, investigador del Centro INAH-Tamaulipas y director del proyecto.

El menor estaba envuelto en un petate de palma intacto, el cual, al ser sometido a una tomografía reveló los restos momificados del menor, cuya edad fue calculada a partir de las características del crecimiento de sus dientes y desarrollo óseo.

El cuerpo del infante lleva puesto un textil, así como un pendiente de concha y otro al parecer de hueso.

Pero quizás igual de interesante es la cesta dejada cerca del cuerpo aparentemente como ofrenda. Contenía 756 semillas de encino, 52 olotes de una especie de maíz temprano y cuatro pedúnculos de calabaza (tallos que unen al fruto con la planta).

Sobre el bulto mortuorio también se halló una vasija de cerámica, colocada de manera invertida.

Los investigadores intentan determinar la antigüedad del fardo fúnebre, pero el Instituto Nacional de Antropología e Historia dijo el domingo que los materiales vegetales en la cueva situada en el estado de Tamaulipas datan de entre el año mil 600 a.C. y mil 200 d.C.

Es probable que estos descubrimientos permitan conocer más acerca de la transición hacia comunidades sedentarias agrícolas en esa región del país.

Los vestigios de ambas cuevas tamaulipecas son una prueba más de que el medio de producción de cultivo llegó primero y pasó mucho tiempo para que se desarrollara el sedentarismo, explica el antropólogo físico.

El investigador advierte que el proceso de cambio cultural es muy complejo, en tanto, las poblaciones antiguas de lo que hoy es el estado de Tamaulipas, siguieron diferentes y variadas rutas que se ven reflejadas en su diversidad, organización social e historia.

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