Si las pones juntas parecerá que tienes entre tus manos perlas deslumbrantes, pero en realidad estas pequeñas esferas blancas y de otros colores brillantes que han sido llamadas 'lágrimas de sirena' son verdaderas 'asesinas' de los océanos.
Se trata de las pequeñas partículas de plástico de colores vivos y brillantes, que se usan como 'ladrillos' para construir desde botellas desechables hasta aparatos electrónicos.
Al ser tan pequeñas son arrastradas hasta los mares y otras fuentes de agua, y en grandes cantidades ponen en peligro a los seres vivos que habitan en ellas.
Estas pequeñas bolitas de plástico miden entre 1 y 5 milímetros de diámetro, y son clasificadas como microplásticos primarios, junto a las microperlas utilizadas en detergentes y cosméticos.
Son peligrosos porque al ser de colores llamativos llaman la atención de los animales marinos y las ingieren porque las confunden con su comida. Aunque son pequeñas contienen elementos tóxicos, además de que su forma y porosidad las convierte en una especie de esponjas que atrapan compuestos contaminantes y microorganismos patógenos.
Como ejemplo, se han dado casos de plásticos, cuyo análisis demostró la presencia de E.coli, una bacteria frecuentemente implicada en infecciones del tracto urinario o intoxicaciones alimentarias, entre otras patologías.
Por ello, la Asociación para la Conservación Marina (Fidra), una organización ambiental escocesa, busca reducir los desechos plásticos y la contaminación química en mares, playas y el medio ambiente.
La organización ha realizado campañas para recolectar estas lágrimas y reporta que en Reino Unido se recogen anualmente 53 mil millones de estas pequeñas partículas, lo cual sería suficiente para fabricar 88 millones de botellas desechables.