A pesar de su nombre artístico, no estuvo solo. Una multitud de creadores y activistas acompañaron la trayectoria de 'El llanero solitito'.
Enrique Cisneros pasó su vida entre calles y escenarios, que muchas veces eran lo mismo. Desde allí impulsó el teatro y fundó el Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística de la UNAM, CLETA, del cual salieron numerosas producciones dirigidas a obreros, campesinos y estudiantes.
A la izquierda de la izquierda, su alter ego participó en innumerables marchas. Utilizaba las herramientas escénicas para llamar la atención sobre la desigualdad social, que combatió durante más de medio siglo.
El pasado sábado, a los 71 años, el también creador del circuito artístico alterno al Festival Internacional Cervantino falleció en la Ciudad de México de un infarto, de acuerdo con información difundida por su hija, Ixchel Cisneros, vía Twitter.
"Su muerte es triste y sorprendente. Era un personaje muy especial, que expresa un mundo que está por desaparecer", comparte en entrevista el escritor y activista social Joel Ortega Juárez.
"Fue un luchador muy tenaz. Empezó en 1972, ocupando para el CLETA las instalaciones del teatro El Caracol, en un espacio construido por Mathias Goeritz conocido como El Eco, donde hacía un teatro marginal, callejero", recuerda.
Siempre encontró formas efectivas para difundir su forma de pensar -agrega el autor de Adiós al 68-, como el periódico Machetearte, que fundó y dirigió, y cuyo nombre aludía al diario del Partido Comunista Mexicano, El Machete .
"Fue un hombre ejemplar, de los que ya no hay. Nunca buscó prebendas. Su muerte es lamentable porque nos recuerda que es uno más de los elefantes que vamos rumbo al cementerio; quedan muy pocos y algunos ya se cambiaron al otro lado, a la derecha", dice Ortega Juárez.
Hace unos meses Enrique Cisneros publicó, en la red digital La Izquierda Diario, un texto titulado A mis 70 años, en el que armonizó "el yo y el nosotros". En él dijo estar en paz consigo mismo.
"En ningún momento fui cómplice de las bestias, siempre luché radicalmente contra el sistema que tiene estas aberraciones como sustento. Y lo hice en lo social y en lo personal, aunque despectivamente me gritaron hippie, ultra, cochino, vándalo, o en el menor de los casos iluso o tonto. Llego a mis 70 años en tiempos de mucha oscuridad, pero bien se dice que el punto más oscuro de la noche se da un poco antes del amanecer", escribió el 28 de marzo del año pasado.