Culturas

¿Celebrar la conquista? Una de las efemérides más controvertidas de la historia de México

En un contexto globalizado, la conmemoración del encuentro entre España y Mesoamérica no puede ignorar la diversidad de la que México es modelo.

La llegada de Hernán Cortés y sus hombres a las playas de Veracruz en 1519 es una de las efemérides más controvertidas de la historia de México, y lo será durante los siguientes dos años. Las palabras utilizadas para recordar dicha efeméride estarán en adelante cargadas de significado porque el tema es aún candente.

En algunos ámbitos académicos, sobre todo españoles, se ha mencionado la palabra celebración, pero a causa de su connotación de festejo, los americanos hemos tomado el término con mucho recelo.

Las nuevas sensibilidades que cuestionan los imperialismos y las conquistas considerarían que la explotación y la devastación de los pueblos amerindios no es algo para celebrar. Los movimientos indigenistas insisten en ver la Conquista desde la perspectiva de la destrucción de las culturas amerindias, e incluso algunos hablarán de genocidio, término inapropiado pues la finalidad de los europeos no fue exterminar a los nativos, sino utilizarlos como fuerza de trabajo y convertirlos al cristianismo. Con todo, la postura indigenista tiene el acierto de insistir en que todas las culturas son igualmente valiosas y no sólo la europea. Además, su perspectiva tendría una proyección hacia el presente, pues hoy es absolutamente injustificable el dominio e imposición de un pueblo o civilización sobre otro por razones religiosas, políticas o económicas.

En este sentido, sería más apropiado utilizar un término más neutro, como conmemorar o recordar, y la fecha 1519 permitiría abundar sobre su significado para lo que sería el futuro de este territorio, el cual por ese entonces aún no era México, sino un conjunto de civilizaciones y culturas, a menudo en pugna unas con otras, situación que benefició a los conquistadores castellanos.

Una primera aproximación al tema lleva a pensar que la Conquista no fue sólo un hecho de armas; en ella hubo mucho de diplomacia y de colaboración por parte de los mismos aborígenes.

En segundo lugar se debe considerar que la caída de México Tenochtitlán no fue el final, sino el principio de un proceso que duró los tres siglos del Virreinato, y esas otras "conquistas" fueron construyendo lo que hoy es nuestro país con sus variadas regiones.

No hay que olvidar que al sometimiento por las armas siguió una intensa colonización, una profusa evangelización, una movilización general de las poblaciones autóctonas y la imposición de una lengua común y de un sistema político y económico uniforme, fenómenos que generaron las ciudades y pueblos, los ayuntamientos y cabildos que las rigen y la división político-geográfica del México actual. Se debe así hablar de una "conquista" espiritual, lingüística, económica y política, y no sólo militar.

Por último, sería conveniente también recordar que con la Conquista y la colonización llegaron hombres y mujeres provenientes de Europa, Asia y África, quienes se mezclaron con las poblaciones aborígenes y generaron un profuso mestizaje.

Además, Nueva España se convirtió en un punto clave del comercio internacional, y la plata que salía de sus minas circulaba por todo el mundo conocido. 1519 fue así el año en que se inició un largo proceso de gestación del mundo global en el que vivimos, un mundo interconectado en el cual se fue imponiendo poco a poco y de manera incontenible la cultura occidental.

Quizás en la conmemoración se debería, por tanto, insistir en que este proceso, que ha tendido a la uniformación de la humanidad, no puede ignorar la riqueza de la diversidad. México es sin duda un modelo de coexistencia y mestizaje entre diferentes tradiciones culturales provenientes de varios lugares del planeta, y el respeto de esta diversidad constituye una de sus aportaciones más importantes al mundo global.

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