Tras el éxito rotundo que tuvo la serie Luis Miguel, un nuevo tema está en boca de todo México: La casa de las flores.
No hay lunes en que este nuevo título de Netflix no sea tendencia en Twitter o no genere memes en Facebook. Y es que no sólo se trata de la apuesta más fuerte de la plataforma de streaming para el público mexicano (como lo han dicho sus mismos directivos): también es el regreso estelar de Verónica Castro, una de las divas más queridas de la televisión mexicana.
— Manolo Caro (@ManoloCaroS) August 26, 2018
Nuevamente una familia mexicana vuelve a ser el centro de atención de un país. La casa de las flores de pronto recuerda a aquellos viejos momentos en los que las familias se reunían ante el televisor. Sólo que ahora ya no es en un canal: es un servicio de streaming. ¿Por qué esta serie ha generado tanto éxito y tanta atención?
El éxito de La casa de las flores radica en que el espectador puede identificarse con los problemas de cada miembro de la familia que habita en esta historia. Hablar del núcleo de la familia nunca pasará de moda. El hecho de que las nuevas generaciones estén haciendo ruido sobre la serie indica que se trata de una historia con conflictos que sí existen, con temas actuales. Y eso, naturalmente, abre debates en torno a las relaciones personales dentro de las familias mexicanas. Así como hay gente que ama a Paulina, hay gente que la odia. Lo mismo sucede con Virginia.
En los medios y las redes sociales han aparecido distintos comentarios sobre La casa de las flores. Uno de ellos afirma que en realidad no es una serie, sino una telenovela. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Si La casa de las flores es considerada una telenovela es porque en este país hemos asociado el término "telenovela" como un sinónimo del melodrama. Y sí, efectivamente, La casa de las flores pertenece al melodrama, un género que nos ha dado grandes éxitos y que ha sido icónico en la televisión mexicana durante décadas. Sin embargo, nuestro formato es completamente diferente. Cuidamos la fotografía, el vestuario, la música, la producción, el guion, la duración. En cuanto a formato es una serie de televisión, pero no me molesta que le llamen telenovela.
— Manolo Caro (@ManoloCaroS) August 23, 2018
¿Por qué las historias de las familias dejaron de generar interés en la televisión mexicana? De pronto pareciera que La casa de las flores recuerda a la época dorada de las telenovelas...
Porque nos enganchamos en fabricar historias con los mismos personajes, los mismos problemas y las mismas aspiraciones. Nuestra serie le da la vuelta a esos estereotipos al abordar temas actuales que atañen a las familias contemporáneas. Además, es una serie con mucho humor negro. Y el humor siempre nos sirve para vernos reflejados con nuestros defectos y virtudes. La sociedad ya estaba cansada de ser retratada como algo que dista mucho de lo que verdaderamente es.
¿Cómo colabora Verónica Castro al éxito de esta nueva propuesta y cómo fue trabajar con uno de los mayores iconos de la televisión en México?
Ella siempre será un referente fundamental para la televisión nacional. Es una mujer que ha hecho todo: grandes telenovelas, grandes programas nocturnos y reality shows cuando estos tenían verdadera relevancia, hace unos 15 años. Ahora regresa a participar en una serie completamente nueva y transgresora. Y sí, genera mucho morbo ver en pantalla a una actriz que se ha sabido reinventar. Su carisma es innegable y su relación con el público es inquebrantable. La gente quiere ver y saber de Verónica Castro.
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“Las series están cambiando la forma de contar historias. Esto nos obliga a los realizadores a abordar temas nuevos y a experiemtar más”.
¿Qué tanta importancia tuvo el guion en la realización de su serie?
Fue lo más importante. Por más y mejor producción que se tenga, si no existen personajes interesantes o un argumento en el que nos podamos mover como peces en el agua, no vale la pena hacer nada. El guion permite incomodar al espectador y retratar complejidades. Es la base de todos mis proyectos. El guion me reta y me ayuda a ser mejor director y mejor contador de historias.
¿Ha recibido usted alguna influencia de las telenovelas mexicanas?
Yo fui muy fan de las telenovelas mexicanas de los años 80. Suelo revisitar escenas, diálogos de la historias como Cuna de lobos, Cadenas de amargura, El extraño retorno de Diana Salazar o En carne propia. También soy fan de las historias que hizo una productora como Lucy Orozco, que hablaban más de conflictos de los que justamente hoy habla La casa de las flores: las relaciones humanas, no a partir del amor idealizado, ese que nos vende a la muchacha de barrio que aspira a llegar a las Lomas, sino de las relaciones humanas con nuestros hermanos, con nuestros padres, con la gente que admiramos y con la gente que odiamos.
La libertad es el hogar donde uno puede crear más, donde se pueden generar más historias. He pasado muchas horas sentado frente a mi computadora y frente a mi cuaderno a lo largo de toda mi carrera.
¿Cuál es el futuro de la televisión mexicana?
Las series están cambiando la forma de contar historias. Esto nos obliga a los realizadores a abordar temas nuevos y a experimentar más. Debemos darnos cuenta que la televisión que nos marcó los últimos años tiene que evolucionar o transformarse en otra cosa. Yo hago lo propio con mis detractores y mis porristas. Pero es un tema en el que todos los directores estamos empezando a andar.
En las series se puede profundizar más en los personajes y obtener historias más complejas. En el caso de la televisión abierta es un medio que te limita en contenidos y formatos. Por eso creo que la televisión abierta va a dar paso, aunque quizás no tan abruptamente como Netflix, a producir historias que empaticen más con el público.
En ascenso
Manolo Caro nació en Guadalajara, en 1985. Su primer largometraje, No sé si cortarme las venas o dejármelas largas (2013), con Ludwika Paleta en el rol potagónico; recibió varios premios, entre ellos la Diosa de Plata al Mejor guion y Mejor actriz. Realizó para Televisa la serie web ¿Dónde estudiaste? Donde creciste?