Tres, sólo tres proyectos bajo su batuta bastaron para que los músicos de la Orquesta Filarmónica de Berlín quedaran convencidos de quién debía ocupar el lugar que en ese momento ostentaba Sir Simon Rattle, el podio magnánimo cuya historia se escribió sobre los zapatos de Abbado, Von Karajan, Furtwängler…
Energético y de amplia sonrisa, Kirill Petrenko conquista el sueño de su juventud a través de una ruta más cercana a los fosos teatrales que a las salas de concierto. Un ascenso que, él mismo reconoce, algo tiene de similitud con el de Karajan: ambos hicieron trayectoria por muchos años en las provincias y vienen del mundo de la ópera.
Petrenko asume el trono musical berlinés tras seis años de fungir como director general de la Orquesta Estatal de Baviera, que es el ensamble de la Ópera Estatal, en Múnich; uno de los templos de la lírica más importantes, cuya tradición se remonta a 1653.
El concertador, quien hoy posee las nacionalidades austriaca, alemana y rusa, nació hace 47 años en una ciudad tan helada como próspera de Siberia. Omsk. Un enclave que tiene más que ver con la industria que con el arte. Dedicado a la manufactura de armamento y a la petroquímica, incluso fue sede del primer reactor nuclear civil a mediados del siglo XX.
"Por eso era también un tabú para los extranjeros", comparte Petrenko en la página de la Filarmónica. A causa del frío, muchos días los pasaba en casa. "Los pequeños tenían que quedarse a partir de los 34 grados bajo cero, y los mayores tenían que seguir congelándose hasta menos 38". Esos días eran bien aprovechados. Como hijo de una familia de músicos –el padre concertino, la madre directora-, el arte era su juego. A nadie sorprendió que a los 18 partiera a Feldkirch, al Conservatorio, y después a la Universidad de la Música de Viena.
Pronto llegó a la Volksoper de esa ciudad como repetidor y concertador. Después llegó a Meininger, Alemania, donde dio inicio su carrera operística.
Dice Petrenko que el origen de un sentimiento siempre está ligado a una historia. Su experiencia en el quehacer escénico le ha permitido abordar la música sinfónica como un narrador. Uno que tiene la capacidad de contar historias a partir de esa forma tan abstracta del sonido. El sello que le ha distinguido y engrandecido ante los oídos de la crítica especializada.
Elegido como titular de la orquesta berlinesa en 2015, Petrenko debutó el viernes en la Philharmonie y al día siguiente, con una apoteósica Novena de Beethoven en la Puerta de Brandenburgo. Su llegada ha sido festejada como el inicio de una nueva era, después de que Rattle dejara el podio en 2018.