Culturas

La caricatura vive una época de oro

En entrevista para El Financiero el monero Trino nos da una vuelta al pasado para contar en trazos cómo fue el encuentro de dos culturas que dieron origen a la tragicomedia mexicana.

La historia se vuelve historieta en el trazo del humorista. Tras publicar Historias desconocidas de la Independencia y la Revolución (TusQuets, 2010), Trino ahonda en el pasado para narrar sin solemnidades, aquel encuentro de dos culturas que dio origen a la tragicomedia mexicana, en una nueva entrega: Historias desconocidas de la Conquista.

¿Cómo surgió este libro?

Es como una segunda parte de Historias desconocidas de la Independencia y la Revolución que salió en 2010 por el Bicentenario. Después hice El Mundial de Trino –que a lo mejor retomaré este año-, Historias sobre el fin del mundo, ¡Viva la familia! Pero bien lejos, y ahora me fui a la Conquista, un tema muy divertido porque, primero, el mundo prehispánico era como los imperialistas de ese momento, los bullies que traían en friega a los toltecas y los olme-cas, hasta que llega Hernán Cortés y hace que se peleen todos, y entonces los españoles resultan los ganones.

Releyendo, sí es una tontería construir una ciudad encima de un lago...

Sí, claro. El águila y la serpiente hubieran estado mejor en Colima, si querían volcanes, allá hay uno y playa cerquita, entonces hubiera sido una capital más chida.

Eso sólo pasa en México. Nos acordamos cada vez que llueve fuerte en esta ciudad... ¡Y luego los españoles!

De eso hablo: cómo empezó la cultura azteca, cómo fueron durante muchos años los meros, meros, como medio priistas, fueron agarrando mucho poder hasta que llegaron los españoles, hicieron el Zócalo, hundieron todas las pirámides y lo que pasa en las conquistas, tu cultura ya no existe, ahora sigue la mía.

¿Se divirtió?

Mucho, son cartones que nunca había publicado, los hice específicamente para este libro el año pasado, me tardé unos cuatro meses y la verdad estaba yo muy divertido. Dejé fuera muchos temas, pero creo que quedó bien, compactito, vendible.

La caricatura es el género que mejor está funcionando en los periódicos, ¿no lo siente así?

Creo que sí. Además es un año importante para los cartonistas políticos. No me siento un cartonista de esa línea, yo manejo temas sociales y políticos como de ladito, pero para los cartonistas de política sí es un año buenísimo. Qué bueno que no se acabe, porque en este país los políticos se han robado todo, pero el sentido del humor todavía no nos lo roban.

Para los cartonistas de política sí es un año buenísimo. Qué bueno que no se acabe, porque en este país los políticos se han robado todo, pero el sentido del humor todavía no nos lo roban.

José Trinidad Camacho Orozco Trino
Caricaturista

Este año específicamente, ¿no siente muy solemne a la política mexicana?

No nada más la política mexicana, la sociedad. Hay movimientos que son de pendulazo, obviamente. Como este libro es políticamente incorrecto, mucha gente se puede sentir ofendida, como las feministas; el humor tiene esa parte que pisa callos en todo lados. No me gusta la corrección política, porque el humor se queda sesgado, porque quizá tenía un chiste, pero no se vayan a ofender. Y ni modo si se ofenden las feministas. Tampoco voy a hacer una apología del macho, simplemente es poner las cosas como están y hacer humor, sin ofender, eso es lo que pienso. Y si alguien se ofende, pues pides perdón. Eso es lo máximo que tiene el humor.

Pero a diferencia de lo que pasa con los fotógrafos, con reporteros, conductores, veo una gran solidaridad con los moneros mexicanos, los veo muy unidos, defendiendo muy bien el humor...

Claro, porque los caricaturistas realmente somos una comunidad especial y hay un abanico grande, muy profesional, desde el lado de Paco Calderón, que lo admiro mucho, hasta el lado de El Fisgón, que también lo admiro mucho. En medio estamos todos los demás, los de La Jornada, los que estamos en El Financiero, con diferentes maneras de ver este mundo, y eso es lo padre la caricatura.

No creo que haya alguien que critique con más humor fino, fuerte y duro -como el bisturí, diría Scherer-, que los caricaturistas mexicanos...

Sí, estamos viviendo la época de oro. Obviamente estamos tristes por la muerte de Rius, y se nos fue Naranjo, ahora nos quedan Helio

Flores y Magú, y ahí está a nueva generación de moneros en la que, en ese sentido, me incluyo.

¿Qué tan importante es la libertad del medio para ustedes?

Es básica, y tiene que ser ganada; esto es lo fueron ganando desde Abel Quezada, Rius, Naranjo; porque imagínate publicar esos cartones en la época de Echeverría, de Díaz Ordaz, López Portillo, con toda esa dificultad, y lo hacían. Surgió Proceso, surgieron medios alternativos que empezaron a abrir esos espacios. Nosotros ya llegamos en un momento en que eso se había abierto y ha sido genial. Además, las redes sociales te permiten hacerlo.

Mencionó a Calderón y a El Fisgón, ideológicamente opuestos, y en medio ustedes. ¿Se respetan las diferentes ideologías que tienen Hernández, Magú, todos los moneros?

Jis y yo -siempre lo pongo así, como Batman y Robin-, somos como Chabelo: amigos de todos los niños. Porque realmente creemos que todos son gente profesional, que hace su trabajo, con convicción, entonces, ¿por qué me voy a pelear con mis colegas? Por supuesto que hay roces, pero de eso se trata también.

La carreta la aguantas en la escuela y la aguantas en la vida

José Trinidad Camacho Orozco Trino
Caricaturista

¿Hoy les cuesta más trabajo defender lo que ganaron los viejos?

Sí, por supuesto, es más difícil. Pero también están las redes sociales en un momento dado, las cuales, es increíble, porque de repente hay moneros y cartonistas que dicen, pues tengo mi trabajo con esta tira, pero en la red voy a publicar otras, y entonces la gente empieza a buscarte en esas plataformas, porque obviamente los periódicos están siendo más reducidos. Conmigo llegan chavitos que me dicen, yo quiero ser como tú, quiero publicar en un periódico, y les digo, no, amigo: primero hay que ver si hay periódicos que te puedan recibir. Es decir, ya son muy pocos los periódicos que nos publican. Tenemos la ventaja, los que ya tenemos años ahí, pero ahorita hay que buscar plataformas, lo que sigue para los moneros es eso: contenidos.

¿Cómo le fue a los moneros con Peña Nieto?

En el sentido de las ideas, pues genial, pero, ¿con quién nos ha ido mal? ¡Fox fue lo máximo!

¿No temen que una persona tan aburrida en la vida cotidiana como Andrés Manuel López Obrador, si llega a la presidencia, vuelva aburrida también a la caricatura?

No, no creo. Tampoco de los que sienten mucha empatía: Hernández, Helguera y todos ellos. Sé que en el momento en que López Obrador diga algo que no concuerde, se le van a ir a la yugular, porque esa es su chamba.

Pero es muy serio Andrés Manuel...

Sí es.

Pero también Meade...

Sí, y Anaya. Dime de los tres quién es el simpático. Si hacen un circo, todo mundo sale corriendo, porque no hay simpatía.

¿Cómo va a trabajar la caricatura durante las campañas?

Está buenísimo para los caricaturistas políticos, lo veo porque cada momento hay algo que hacer. Con esto que pasó de la PGR con Anaya y lo que venga, porque va a venir una guerra sucia tan fuerte, que es carne para los cartonistas políticos, que les va a ir muy bien, en eso lo siento algo positivo.

¿Cree que asuman con humor los candidatos el trazo, la raya?

No, los políticos son los que menos aguantan eso.

A Fidel Velázquez le gustaba mucho...

Fidel Velázquez sí, hasta coleccionaba sus caricaturas, como decía Magú. Pero son pocos. Por ejemplo, un colaborador de El Financiero: Jorge Castañeda. Una vez hice una tira de las Crónicas marcianas, sobre que llegaban los extraterrestres y nos llevaban a todos los terrícolas de esclavos a otro planeta, y uno va súper contento. Le preguntan ¿por qué vas tan contento? Y él dice, bueno, está mejor esto que trabajar con Jorge Castañeda. Entonces, me hablan de su oficina para decirme que él preguntaba si le regalaba el dibujo original. Eso de tener sentido del humor está padre. La carreta la aguantas en la escuela y la aguantas en la vida.

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