En 2005, el programa televisivo El privilegio de mandar comenzó sus transmisiones y exhibió el talento de dos hermanos poblanos: Freddy y Germán Ortega.
Frente a las cámaras, la mancuerna era, más bien, de enemigos, pues parodiaba a las dos grandes figuras políticas antagónicas del momento: Andrés Manuel López Obrador y Diego Fernández de Cevallos.
Así, en la tarea de desolemnizar los asuntos públicos, el dúo de los Mascabrothers se ha forjado un lugar en la comedia mexicana, que ya no tiene como domicilio fijo la pantalla chica. Ahora presenta la serie Hijos de su madre, que se transmite vía streaming a través de Clarovideo.
Hay candidatos que prometen convertir a México en una República amorosa. ¿Es posible?
Nunca me ha gustado abordar la política desde un guion determinado. Lo mío es el humor sin guías. Quizás mi repuesta no sirva de mucho, pero puedo asegurar que un país no se reconstruye en seis años: es un trabajo que requiere de generaciones. Ante la imposibilidad de tener respuestas, creo que debemos reformular las preguntas. Ya no se trata de qué mundo le vamos a dejar a nuestros niños, sino de qué niños le vamos a dejar al mundo. Porque ellos serán nuestros próximos gobernadores, secuestradores o escritores.
Los Mascabrothers han utilizado a la clase política como materia prima para su trabajo humorístico. ¿El humor es un contrapeso de los lugares comunes que rodean al mundo de la política?
El humor es un punto de vista. A la gente a veces se le olvida que el humor muchas veces va acompañado de la tragedia. Cuando ves que alguien se tropieza, el humor es para ti, pero la tragedia es para él. Sin embargo, México es un país de doble moral. Nos indignamos y encolerizamos de chistes que nosotros mismos contaríamos o hemos contado. El humor hoy depende de la inmediatez, de la rapidez con que circulen los memes en las redes sociales. Los chistes ya tienen fecha de caducidad.
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“El humor hoy depende de la inmediatez, de la rapidez con que circulen los memes en las redes sociales. Los chistes ya tienen fecha de caducidad”
¿La corrección política ha mermado el sentido del humor? Hoy resulta difícil hacer chistes sobre ciegos o sobre homosexuales...
Depende de la idiosincrasia de cada comunidad. Es cierto que lo políticamente correcto se vuelve insustancial para la comedia, pero no siempre es así. El humor siempre está determinado por su contexto. A veces buscamos ser políticamente correctos en frente de determinados sectores. Todo abuso es malo. El abuso de la grosería es un recurso muy utilizado por la televisión hoy en día.
Hay temas muy obvios que no se pueden tocar, pero también hay cosas que forman parte de la vida y no podemos ocultarlas. Si aprendemos a reirnos de nuestros errores, quizás seamos una nación más tranquila y más crítica.
¿Cómo ha cambiado el sentido del humor de los mexicanos a lo largo de los años? ¿Les cuesta más trabajo causar risa?
No nos cuesta más trabajo hacer reír, pero sí han cambiado las formas para lograrlo. La revolución tecnológica ha cambiado el rumbo de la comedia. Antes, en los tiempos en los que los contenidos eran dominados por la televisión, se podía contar un chiste cada cinco minutos. Hoy, sin embargo, si no cuentas cinco chistes por minuto, te cambian en la tele. Nosotros (los Mascabrothers) mezclamos dos tipos de comedia para volvernos impredecibles.
Combinamos humor light con humor ácido. Porque creo que las nuevas plataformas digitales juegan un papel fundamental en el desarrollo de la comedia. En la serie que estamos haciendo tenemos registradas hasta 95 mil vistas diarias. La comedia, si se hace bien, funciona donde sea.
"En los tiempos en los que los contenidos eran dominados por la TV se podía contar un chiste cada cinco minutos. Hoy si no cuentas cinco chistes por minuto, te cambian", asegura Freddy Ortega.