Culturas

Medio siglo del vuelo de Led Zeppelin... y sigue siendo rock puro

Una de las preguntas que más escuchaban los integrantes de Led Zeppelin cuando se encontraban en la cima del rock and roll era: ¿dónde ven a la banda en 50 años?

Una de las preguntas que más escuchaban los integrantes de Led Zeppelin cuando se encontraban en la cima del rock and roll era: ¿dónde ven a la banda en 50 años? En este 2018 se cumple justo el medio siglo de la formación de este grupo británico que no pierde altura

John Bonham —esa bestia que otros llaman baterista— respondía sin rodeos a la prensa: "no tengo idea de cómo vamos a sonar en un futuro, y la verdad, no tengo interés en saberlo". Meses después, Bonzo moriría en la casa de Jimmy Page en Windsor, Inglaterra, ahogado en su propio vómito tras beberse 40 vasos de vodka con jugo de naranja. La banda llegó a su fin; el mito apenas comenzaba.

Vista en retrospectiva, la pregunta quizás pareció inapropiada para una caterva de músicos entregados a un mundo dionisiaco: liberación sexual, drogas y rock and roll. El medio siglo ya se ha cumplido. William Faulkner sentenció que el pasado nunca es cosa muerta. ¿A qué suena Led Zeppelin en 2018? A lo mismo que en 1968: al rock total, puro y absoluto. Irrepetible.

Si el rock es entendido como un fenómeno social y cultural ocurrido entre 1945 y 1975, el punto cumbre de ese periodo es el cuarteto conformado por Robert Plant, Jimmy Page, John Paul Jones y John Bonham, considera el catedrático de la UNAM, Salvador Mendiola.

"Zeppelin logró sintetizar el rock and roll de manera absoluta sin diluirlo con prácticamente nada. Sus integrantes hallaron el camino estético adecuado para mezclar la cultura afroamericana con la música blanca. El grupo abreva del blues, pero el desarrollo de éste fue muy diferente en Reino Unido que en Estados Unidos. Los británicos asimilaron mejor la multiculturalidad porque supieron convivir mejor con los negros durante la Segunda Guerra Mundial", asegura.

La contribución de Zeppelin fue única, según Mendiola: captar el espíritu juvenil del rock y componer un blues de pelo largo, volumen alto y elevadas dosis de maldad y velocidad. "Dejaron atrás el blues de café más cercano al folk y desarrollaron las improvisaciones sin caer en la complejidad del progresivo o el jazz. Fueron un momento único en la historia de la música", explica.

El periodista y crítico musical David Cortés sostiene que Zeppelin da forma definitiva al hard rock como género, sin dejar de lado ese rasgo multicultural de hilvanar el blues más intimista con los poderosos riffs de rock y las expresiones musicales folclóricas del Reino Unido, como la música celta, que claramente puede apreciarse en canciones como The Battle of Evermore, Ramble On y Stairway To Heaven, cuyo solo de guitarra es considerado el mejor de la historia por la revista Rolling Stone.

El cuarteto originario de Londres —apunta Mendiola— nació de la mata más salvaje del rock de los años 60: los Yardbirds, casa en la que despachaba la trinidad sagrada de la guitarra: Jimmy Page, Eric Clapton y Jeff Beck. "Si cualquiera de los cuatro hubiera fundado un grupo, no hubiera conseguido gran cosa. Su poder residió en el ensamblaje de los virtuosismos de cada miembro. Led Zeppelin alejó al rock de los círculos para acercarlos a las elipsis y las parábolas. La habilidad de Jones para llenar con el bajo los espacios de la batería de Bonham fue única. Mientras Clapton o Hendrix tocaban como si leyeran partituras, Page se la pasaba bien como improvisador al romper todos los esquemas. Mientras los otros grupos ofrecían punch en el cuadrilátero, Zeppelin era Muhammad Ali: jugaba con todo", reflexiona Salvador Mendiola.

REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA

El legado de Led Zeppelin no solo fue musical y cultural. También fue tecnológico. En su libro ¿Cómo funciona la música?, David Byrne sostiene que la composición musical está determinada por las tecnologías y los espacios en los que se desenvuelve. No es lo mismo — ejemplifica— tener a Pink Floyd o Silver Apples tocando en un pequeño club, que a The Who o Led Zeppelin llenando estadios. "La oportunidad y la disponibilidad son a menudo la madre del invento", asegura. Y de la misma forma que Gutenberg tuvo a la mano los materiales necesarios para construir la imprenta, Zeppelin contó con la ingeniería de audio adecuada para sonar más fuerte que ninguna otra banda.

"El cambio de la tecnología del sonido derivó también en un cambio generacional. Con la muerte del movimiento jipi y las nuevas generaciones abrazando la sicodelia anfetamínica, la de 1970 fue la década prodigiosa de la música. La épica wagneriana de un nuevo rock más preciso, más complejo, y grabado y tocado a un volumen mucho más ensordecedor del que estaban acostumbrados en los 60", explica el ilustrador mexicano Luis Rey, autor del libro Led Zeppelin Live. An Illustrated Exploration of Underground Tapes (1991), un minucioso estudio documental de las grabaciones existentes de todos los conciertos del grupo británico. Su trabajo fue tan reconocido que fue invitado por el propio Page para anotar el álbum Led Zeppelin BBC Sessions (1997).

Los expertos coinciden en que se trataba de jóvenes fascinados con la música rural estadounidense y británica, pero con inquietudes eminentemente urbanas y cosmopolitas en un mundo que apenas comenzaba a ingresar el libre mercado.

Mientras las técnicas de grabación se perfeccionaban, los músicos se nutrían de nuevos sonidos y conceptos con sus viajes a la India, a Marruecos y a Argel. En estos dos últimos países —dice Mendiola— descubrieron el fundamento árabe del rock and roll y, con ello, se dieron cuenta de que África era mucho más que cultura negra. "El islam los dotó de una sensibilidad única", asegura.

Jimmy Page era un obsesivo de la producción sonora. Su gran contribución —señala Rey— fue utilizar al estudio de grabación como un instrumento más al tratar de replicar en el álbum las actuaciones en vivo. Supervisaba hasta el último detalle de sonido al grado de sorprender y confundir a lo mismos ingenieros. "Para Zeppelin el sonido fue aún más importante que el virtuosismo", afirma.

Page aceptó en alguna ocasión que Zeppelin fue una agrupación en la que todo mundo soñó estar. Nadie podrá formar otra banda igual, pero podrá acariciar el sueño que tuvieron cuatro chicos londinenses cuando en sus audífonos suene, estridente y sudorosa, Whole Lotta Love, para algunos el mejor riff de la historia.

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