El pasado 28 de septiembre cumplió medio siglo de su debut en el MET de Nueva York. Plácido Domingo lo celebrará en grande el año entrante: en mayo, casi al final de la temporada, el teatro neoyorquino le brindará un homenaje. También participará en el montaje que celebrará los cien años del Tríptico de Pucini: Il tabarro, Suor Angelica y Gianni Schicchi (él cantará este último). Para entonces, ya habrá llegado al rol número 151 en las casas de ópera del mundo.
Como director, el titular del Teatro y la Ópera de Los Ángeles comisionó un par de óperas que aún no tienen fecha de estreno: una sobre el Conde de Montecristo y otra para una joven mezzosoprano francesa, a quien describe como "una Coco Chanel", en la que también cantará, interpretando al mejor amigo de la protagonista.
El baritenor, quien dirigirá en diciembre a la Filarmónica de Jalisco en el Conjunto de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara, para recordar el centenario de su madre, Pepita Embil, conversó con Adela Micha para su programa En Efe y con Adela de El Financiero-Bloomberg.
¿Cómo se ha ido ajustando a la edad, ha tenido que cambiar personajes?
He cambiado no solo de personajes, sino de tesitura: canté como tenor por más de 50 años y desde 2009, empecé a cantar de barítono. En el repertorio de ópera sólo canto barítonos hoy en día; en los conciertos, la primera parte es ópera y la segunda canto más agudo, casi en la tesitura de tenor.
Además sigue renovándose. ¿Filmó una película con Paco Arango?
Sí, es una participación pequeña en una comedia divertidísima: soy un abuelo que le deja a un nieto un video con algunas indicaciones. No voy a decir el argumento, pero es tan divertida... Ya había hecho películas de óperas y algunas cosas en televisión dando voz a algunos personajes.
En televisión estuvo en Los Simpson y en Plaza Sésamo...
Canté un dueto con Miss Piggy hace mucho tiempo, después hice la voz de un chihuahueño, que se llamaba Moctezuma, en la película Beverly Chihuahua. La perrita me llamaba con su vocecita: ¡Moctezuma, Moctezuma! y yo le decía: you can call me Monty.
¡Qué divertido, y con qué ilusión lo hace!
Muchísima. Tengo el gusto de estar con mis hijos: Plácido cantando, Álvaro, que me lleva todas las producciones, y Pepe en Nueva York. La familia se mueve, que es muy importante, somos muy unidos.
Hábleme de su nuevo disco.
Se titula Volver. Grabé con un guitarrista español, Pablo Sanz Villegas, que es extraordinario. Son canciones populares, por ejemplo, Las granadinas y La morena de copla, del repertorio español; Sabor a mí, Gracias a la vida... casi todo el disco es guitarra y voz.
Con Los Tres Tenores logró que la ópera fuera mucho más popular, y luego vinieron los duetos...
He cantado con cantantes populares a los que admiro mucho. Tuve una noche en el Bernabeu en la que estaban, entre otros, Alejandro Sanz y Alejandro Fernández; he cantado con Lucero, a la que admiro y quiero muchísimo.
Pero anda tras Lady Gaga y Adele...
Me encantaría cantar con ellas, y con Céline Dion. Canté también -y tengo algunas cosas grabadas- con Charles Aznavour, que lo acabamos de perder.
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“Un día tendré que dejar de cantar porque la voz se apaga, eso no tiene remedio, pero mientras tenga salud no pararé”.
¿Piensa en el retiro?
No, lo que sí creo es que un día tendré que dejar de cantar porque la voz se apaga, eso no tiene remedio. Como sigo dirigiendo la orquesta, mi responsabilidad en el teatro y el concurso de Operalia, seguiré activo.La vida en el teatro es así, mientras tenga salud no pararé.
Usted quería ser futbolista...
Sí, jugaba en la escuela. Desde el primer Mundial de México, en 1970, he estado en todos, el único que me perdí fue Argentina 78. En el 70, en México, jugó un compañero mío al que llamaban La Calaca González. Eduardo jugaba con la Selección mexicana, éramos compañeros de equipo en el Instituto México. Fue el primer Mundial que vi y además él le metió un gol a Italia. En Rusia canté para la inauguración en el Kremlin y la final en el Bolshoi.
¿Ya conocía a Putin?
Sí, lo vi en dos ocasiones: un concierto con José Carreras en Moscú, nos invitó a cenar a su casa; y después en la inauguración del nuevo Teatro Mariinski en San Petersburgo, hubo una recepción grandísima. En el Mundial lo vi en el partido de Croacia y Francia, estaban Macron, la presidenta de Croacia y Putin como anfitrión.
La canciller alemana es una gran admiradora suya...
Así es, ella sí viene a la ópera, es muy amiga del maestro Barenboim y en casa de él hemos cenado y hablado de ópera en varias ocasiones.
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Es un país que en tantas ocasiones he visto sufrir, desde la época del terremoto
Acude
Bajo la batuta de Domingo
Réquiem de Mozart. Conmemorando el centenario de Pepita Embil.
Sala Plácido Domingo del Conjunto de Artes Escénicas de la UdG.
Domingo 2 de diciembre, 20:00 horas.
Localidad: $500 a $2,000
Y Barack Obama es su amigo...
Lo admiré mucho, pero es al único presidente que no visité. Con los Bush y con Clinton estuve en la Casa Blanca, pero no con Obama; tuve dos invitaciones a las que no pude ir. Hace dos años, cuando me dieron el premio Keneddy, lo vi y le dije: el día que lo hicieron presidente estuve en Washington con un grupo de sus amigos, pero como eran los más allegados, fue a otros lugares y me lo perdí.
Y también ha sido cercano a los presidentes de este país. ¿Cómo ve a México ahora que tenemos un nuevo presidente?
Siempre con un cambio de gobierno se está pensando en que las cosas resulten, que las promesas se realicen; parece que hay mucha ilusión, así que es una época completamente nueva. México es un país que en tantas ocasiones he visto sufrir, desde la época del terremoto. Se merece una nueva oportunidad.