A principios del siglo XIX, en el canon operístico la genialidad estaba reservada para los roles masculinos. Las mujeres eran las locas. Y la locura fue inspiración para los compositores de la época, pues tenían libertad de explotar musicalmente la voz, dice la soprano Luz Angélica Uribe.
"Se trabajaba la cuerda en toda su extensión, desde la nota más grave hasta la más aguda. Había contrastes abruptos, de sonidos tenues a muy fuertes, y eso resultó muy atractivo, por ello hubo tanta producción musical con el tema de la locura", abunda la artista.
Hace cuatro años, Uribe se propuso crear nuevos públicos para la ópera y grabó un álbum con el repertorio que posteriormente integró a un show unipersonal, Heroínas transgresoras -que tendrá temporada a partir del 1 de marzo en el teatro bar El Vicio-. Bajo el mismo título del espectáculo, el disco -producido por Tempus Clásico en 2014- contiene las arias completas, que abarcan casi todos los estilos vocales del género: clásico, romántico, verista y contemporáneo.
"En el montaje, Cunegonda (la protagonista de Candide, de Leonard Berstein) es una diva posmoderna que enfrenta problemas actuales y antiguos. Cuenta la historia sobre su marido, su vida profesional y cómo la decisión de no tener hijos desencadenó su locura", comparte la cantante, quien además interpreta arias como la de Lucia de Lammermoor, "la loca por excelencia del repertorio operístico".
También, el aria de Chiang Ching, de Nixon en China (John Adams, 1992), una pieza que nunca se ha montado en México. Ching fue la mujer de Mao Tse Tung, una genocida condenada a cadena perpetua que tras recibir el indulto se suicidó.
Y el aria de Charlotte de El hombre elefante, de Laurent Petitgirard. La de mayor dificultad. "Se estrenó cinco años después de que fuera compuesta porque no encontraban quien cantara ese papel. Es sumamente difícil, muy agudo, y la música es complicada de entonar; no son frases comunes, son intervalos difíciles de oír y de reproducir. Es lo más agudo que se ha compuesto para una voz en un escenario", detalla.
La locura tiene linderos inescrutables. Luz Angélica Uribe la explora en las posibilidades de la voz al tiempo que interpreta instrumentos como el theremin, que consta dos antenas y produce sonidos si se introducen las manos en el campo electromagnético de éstas; también toca el cromorno, una flauta medieval; la dulcetina, un armonio portátil de origen hindú, y el water phone, un instrumento de reciente creación que se toca con un arco y produce sonidos "macabros".
Este montaje se presentará todos los domingos a las 19:00 horas en el recinto ubicado en Madrid 13, en Coyoacán.