Tras un año de ausencia por la pandemia de COVID-19, la Fórmula 1 regresa a Sudamérica para disputar el Gran Premio de Brasil, en una carrera que siempre despierta la ilusión de los equipos y aficionados por ser la casa del gran Ayrton Senna.
Cada que el Gran Circo llega al Circuito de Interlagos, de la ciudad de Sao Paulo, es inevitable pensar que en dicha pista estuvo uno de los mejores pilotos que el automovilismo ha conocido: el gran Ayrton Senna da Silva.
Para muchos pilotos de la Fórmula 1 correr en casa del paulista es una sensación inigualable, ya que en dicha pista Senna logró una de las mayores hazañas en toda la historia del automovilismo.
Querido por millones de personas a nivel mundial, Senna fue abriéndose paso en la F1 por su estilo agresivo y por ser un gran conductor en la lluvia, que nunca bajaba los brazos pese a todas las adversidades.
My greatest inspiration. It was the way he raced, his passion for life and for the sport. But more than anything it was the way he faced alone a system that wasn’t always kind to him. May Aryton Senna’s legacy live on forever, especially vibrant this weekend pic.twitter.com/SmA4QQpOul
— Lewis Hamilton (@LewisHamilton) November 11, 2021
Un 3 de junio de 1984, Senna se dio a conocer ante el mundo en el Gran Premio de Mónaco, al lograr su primer podio, pero a bordo de Toleman, un modesto equipo que distaba mucho de las potencias como McLaren, Williams y Ferrari.
Con una fuerte lluvia de por medio, Senna se fajó los pantalones y comenzó a volar en el Principado de Mónaco, al punto de casi superar a Alain Prost para asegurar su primer podio en su temporada de novato, provocando que el mundo lo volteara a ver.
Cuatro años después, en 1988, y tras mantener una fuerte rival con el francés Alain Prost, quien era su compañero en McLaren, el brasileño alcanzó la gloria máxima al coronarse campeón del mundo de la F1.
La deuda pendiente en Brasil
Pese a ganar los campeonatos de 1988 y 1989, el paulista sentía que tenía una deuda pendiente: ganar el Gran Premio de Brasil ante su gente que lo consideraba como un referente e ídolo a nivel mundial.
Aquel 24 de marzo de 1991, fue un día que ningún amante del automovilismo olvidará, pues en esa tarde, Ayrton Senna completó una de las mejores hazañas en la Fórmula 1, al ganar el Gran Premio de Brasil con la caja de cambios descompuesta y con solo la sexta velocidad.
A falta de 10 giros para el final, la caja de cambios del McLaren de Senna tronó y lo obligó a esforzarse al límite, con el riesgo de ser alcanzado por Ricardo Patrese y/o abandonar la carrera siendo el líder de la competencia.
A tres vueltas del final, la lluvia se hizo presente en Interlagos, situación que lo llevó todavía al límite, pero con el único objetivo de conseguir la victoria ante su afición.
“Pensé que tenía la obligación de ganar en Brasil y pude controlar la carrera a pesar de la lluvia. Sufrí espasmos en los músculos y calambres en los hombros y en el cuello porque el cinturón estaba demasiado apretado, pero también por toda la emoción”, aseguró Senna al finalizar la carrera.
Durante la ceremonia del podio, el paulista apenas podía levantar el trofeo, sin embargo, la gente que estaba en el Circuito de Interlagos se le entregó por completo a su compatriota que había cumplido su objetivo, para después coronarse como monarca de la Fórmula 1 por tercera vez.
Es por ello, que, al hablar del Gran Premio de Brasil, es inevitable hablar de Ayrton Senna, un piloto que vino a revolucionar el mundo de la F1 por su estilo agresivo y competitivo.
Aunado a ello, los restos de ‘O rei´ se encuentran en el cementerio de Morumbí, en su natal Sao Paulo, lugar donde se correrá el GP de Brasil a partir de este viernes.