La juventud de Guillermo Echevarría Pérez, quien fue nadador olímpico y único atleta mexicano en conseguir el récord mundial en la disciplina acuática en la prueba de los mil 500 metros estilo libre, perdió la vida a la edad de 73 años, luego de un paro cardiorrespiratorio.

Echevarría Pérez tuvo la oportunidad de ser seleccionado nacional mexicano en 1964 para representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos de Tokyo (9no) y, para México ‘68 (6to), fue uno de los más representativos al ingresar a los primeros 10 del mundo en su discplina.

Por medio de la cuenta oficial de Twitter del Comité Olímpico Mexicano (COM) se dio a conocer la lamentable noticia, misma que le dio la vuelta al mundo por el significado que representaba el mexicano.

“La #FamiliaOlímpica mexicana lamenta el deceso de Guillermo Echevarría, único récord mundial en natación de algún representante de nuestro país, la hazaña fue el 7 de julio de 1968 en la prueba de los 1500 m estilo libre. Deseamos pronta resignación a sus seres queridos QEPD”, dio a conocer el COM.

¿Cómo fue que consiguió el récord?

El nacido en la Ciudad de México fue uno de los más representativos en su disciplina, ya que en su momento tuvo la oportunidad de medirse ante el estadounidense Michael Bruton, quien en su momento era el preferido en ganar esta instancia, pero el mexicano fue superior al apodado Máquina de natación.

Anécdota que salió a la luz tiempo después

Previo al hecho histórico, el entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordáz, habría mandado una carta al atleta para desearle lo mejor en su participación, pero según información nacional, nunca recibió el mensaje.

Accidente automovilístico

Uno de los momentos más complicados que tuvo el mexicano fue el que tuvo el año de 1981, luego de tener un altercado en la carretera Puebla-Orizaba, donde varios medios de información local habrían preparado notas con el ángulo de su fallecimiento.

Este accidente provocó que el atleta mexicano estuviera en coma por 75 días (dos meses y medio), pero gracias a los médicos, familiares, amigos y gente cercana, hicieron que no perdiera el duelo más importante en su vida.