La frase “caballeros” enciendan sus motores desde hace tiempo ha quedado obsoleta en las carreras de Fórmula Uno, principalmente con la creciente incorporación de mujeres tanto como pilotas como integrantes de las escuderías en distintos puestos.
La italiana Maria Teresa de Filippis fue la pionera en cuanto a la participación de las mujeres en el automovilismo de máxima velocidad, cuando en 1958 participó en el Gran Premio de Argentina, a bordo del auto que un año antes había conducido el legendario Juan Manuel Fangio.
Posteriormente, siguieron otras participantes que, aunque no tuvieron largas y exitosas carreras, dejaron su nombre como constancia de los intentos de apertura e inclusión dentro del deporte motor.
Así, tras De Filippis desfilaron la también italiana Lella Lombardi, la inglesa Divina Galica, la sudafricana Desiré Wilson y Giovana Amanti, representante de Italia, como aquellas que tomaron parte en al menos un Gran Premio.
En los años recientes, el papel femenino en la F1 se ha limitado a ser pilotas de prueba o de desarrollo, como lo hizo Sarah Fisher en 2002 con McLaren; Katherine Legge con Minardi en 2005; María de Villota con Lotus en 2012; Simona de Silvestro en Sauber en 2014; Susie Wolff en Williams, de 2012 a 2015; Carmen Jordá en Lotus en 2015 y 2016 y Tatiana Calderón, en Alfa Romeo, de 2017 a 2019.
Sin embargo, aunque el trabajo más lucidor es detrás del volante, actualmente en todas las fechas se puede observar a ingenieras, directoras de equipo, fisioterapeutas, jefas de relaciones públicas, entre otras profesiones.
El Reporte de Brecha Salarial de Género 2021 de la Fórmula Uno señala que 32 por ciento de los trabajadores de la máxima categoría son mujeres.
Una de ellas que ha tomado notoriedad porque seguido las cámaras la enfocan junto a Lewis Hamilton es Angela Cullen, una exjugadora de hockey sobre pasto, quien es la fisioterapeuta del piloto británico.
De igual forma, en el pit de Alfa Romeo podemos encontrar a Ruth Buscombe, quien es ingeniera senior de estrategia, así como Claire Williams, heredera del equipo que lleva su apellido, fundado por su padre Frank, pero quien ya vendió a la escudería el año pasado.