Con la moral en alto tras conseguir su pasaje a la repesca del torneo, Pumas buscará su primer título en 11 años y de paso extender el dominio de clubes mexicanos en la región este miércoles, cuando visite a los Seattle Sounders por la final de la Liga de Campeones de la Concacaf.
Usando un cuadro alterno y con varios jóvenes, los universitarios derrotaron al líder Pachuca el domingo para asegurar su sitio en la reclasificación, pero hubo poco tiempo para festejar porque de inmediato pusieron su enfoque en Seattle.
Pumas dejó ir una ventaja de dos goles en la ida y el enfrentamiento quedó empatado 2-2. Seattle tiene a favor que cerrará en el Lumen Field, un escenario donde suele pesar el ruidoso apoyo de la afición. Este miércoles no será distinto: más de 61 mil boletos ya se vendieron.
“Veo a un equipo que sigue creyendo y el objetivo es ganar la final”, dijo el zaguero Efraín Velarde, el sobreviviente del último equipo de Pumas que fue campeón, en el Clausura 2011.
“No todos los días se tiene esta oportunidad. Hay carreras muy largas que no tienen la oportunidad de jugar una final. Ahora que está en nuestras manos, trataremos de aprovecharla al máximo”.
Pumas se vio fortalecido con el regreso de su goleador Juan Dinenno, quien marcó un doblete en la ida y le repitió la dosis a Pachuca el fin de semana. Además, el cuadro universitario recupera a su zaguero Arturo Ortiz, quien se perdió la ida por suspensión.
La única duda es el lateral Alan Mozo, quien se lesionó la rodilla ante Seattle y se perdió el partido ante Pachuca. Mozo no entrenó en Seattle y todo parece indicar que no jugará, aunque el equipo dijo que decidirá a la hora del encuentro.
“Como equipo estamos en un momento importante para mostrar la jerarquía, presión no sentimos”, dijo Dinenno.
Pumas ha logrado mantenerse vivo en dos torneos a pesar de tener una de las nóminas más bajas del fútbol mexicano.
“Nosotros como grupo pensamos que los nombres no juegan, solo los hombres, esa es la mentalidad que nos ha ayudado a seguir adelante”, dijo el volante Leonel López.
En gran parte el mérito se le atribuye al entrenador argentino Andrés Lillini, quien ha clasificado al conjunto a una final de liga y a las semifinales en el torneo anterior.
Pero Lillini sabe que a la institución le urge un título debido a la larga sequía.
“Las ilusiones son muchas, pero sabemos que es una oportunidad de oro y no queremos dejarla pasar”, dijo Lillini. “Estamos ante un rival muy difícil en su cancha, eso lo tenemos es cuenta, pero la oportunidad es única y venimos preparados para afrontarla”.
Pumas disputa su primera final regional desde el 2005, cuando perdieron ante el Saprissa de Costa Rica.
Esa fue la última vez que un equipo mexicano no salió con el trofeo de campeón de la Concacaf, una racha de 16 años que parece peligrar.
“Lo que ustedes digan de la rivalidad entre la Liga MX y la MLS no es algo que nos interesa, lo que nos interesa es dejar la institución donde debe estar”, agregó Dinenno. “Nosotros no lo vemos condimentado por esa situación que no tiene nada que ver con nosotros”.
Seattle busca ser el primer equipo de la MLS en ganar la corona de la Concacaf desde el Galaxy de Los Ángeles en 2000, y el primero de la liga que se clasifica a un Mundial de Clubes.
Los Sounders consideran que podrían vender todavía más boletos para el encuentro. Podrían superar el récord de mayor asistencia en el torneo. El mismo corresponde a los 66 mil 208 que el América de México convocó al recibir al Herediano de Costa Rica en las semifinales de la edición 2014-2015.
“Cuando juegan de local sabemos que el público se hace sentir, que su afición tiene gran desarrollo en el juego, el estadio es imponente, pero nos tenemos que abstraer de esas cosas”, agregó Lillini.
Seattle no recibía a tanta gente desde la final de la MLS en 2019 ante Toronto FC, cuando 69 mil 274 espectadores presenciaron el partido.
“Va a ser un gran juego, hablamos de eso en la sesión de video y recordamos 2019 porque algunos dicen que Toronto jugó mejor que nosotros en el primer tiempo”, dijo el entrenador Brian Schmetzer. “Se sentía la presión, pero eso nos ayuda a preparar este juego porque el equipo estaba muy ansioso, listo para ganar, ganar y ganar y no jugamos a nuestro potencial”.