Si hay algo que los campeones de las 500 millas de Indianápolis no han cambiado desde hace varias décadas es celebrar su triunfo en la IndyCar con unos tragos de leche, si no es que vaciarse la botella completa alrededor de su cuerpo en sustitución de algún tipo de bebida alcohólica.
Esta tradición es algo que se instauró desde el año 1936. Incluso hoy en día la Asociación Americana de Lácteos, que provee de la bebida a la Indy 500, les pide a los 33 pilotos participantes elegir el tipo de leche que prefieren para tener todo listo por si se suben al podio.
El mexicano Pato O’Ward –quien saldrá desde la séptima plaza con una media de 232.705 millas- la busca entera, aunque entre las peticiones vislumbran variaciones que incluyen infusión con chocolate e incluso mantequilla.
¿De dónde surgió la tradición de beber leche?
El triple ganador de 1936, Louis Meyer, acostumbraba beber suero de leche desde pequeño, ya que su madre se lo inculcó. Por ello no le pareció extraño tomarla luego de ser el más rápido ese año, algo que también le ayudaría con el calor.
La carrera –que entonces duraba aproximadamente cuatro horas y media- fue vista por un empresario que quiso que eso se mantuviera, por lo que comenzaron a ofrecer incentivos económicos a los conductores.
Aunque en la Segunda Guerra Mundial no se obtuvieron registros, la leche volvió para 1956 convirtiéndose en reliquia, más que el agua. Sin embargo, en 1993, Emerson Fittipaldi decidió apartarla y cambiarla por jugo de naranja, una de las pocas veces que la tradición se rompió. Al año siguiente protagonizó un choque al liderar las vueltas y no faltó quien lo relacionó.
Este domingo tendrá lugar su 106 edición en punto de las 10:00 horas (tiempo del centro de México) a través de la señal de Star Plus.