Durante muchos años, Julio César Chávez luchó con su problema de drogadicción, el cual logró erradicar después de internarse en varias clínicas de rehabilitación, sin embargo, ahora tiene que lidiar con las adicciones de sus hijos Julio Jr. y Omar.
Los hijos del ‘Gran Campeón Mexicano’ han seguido sus pasos en el boxeo, pero lamentablemente también con las adicciones, a su manera. Y es que el ‘Júnior’ ha estado varias veces “anexado” por adicción a pastillas para adelgazar, mientras que su hermano menor padece ludopatía.
El ‘César del Boxeo’ comentó hace unos días que mientras tenga vida, ayudará a su hijo mayor y no dejará que se le muera, aunque le “miente la madre” por internarlo en una clínica, y también lo hará con su hijo menor Omar.
“Está bien (de salud), pero también necesita… de su cabeza. Tiene una pelea y no entrena, se va de huevón. Se la lleva apostando, tiene ese pinche vicio de apostar. Es otro cabrón que también lo tengo que encerrar”, comentó en una entrevista con Gustavo Adolfo Infante.
“No hay dinero que le alcance a este cabrón. Se la vive apostando aquí, apostando allá; pidiendo prestado aquí, pidiendo allá... La ludopatía, que es un pinche vicio más perro que todos”, añadió JC Chávez.
@gainfante EXCLUSIVA: #JulioCésarChávez aclara si JulioCésarChávezJR. RECAYÓ y las ADICCIONES de sus HIJOS #Parte3
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Omar Chávez, de 33 años, también es boxeador profesional y tiene una marca de 39 victorias (26 KOs), ocho derrotas y un empate. Su última pelea fue en noviembre del 2022 con triunfo ante Daniel Vega.
¿Qué es la ludopatía?
La ludopatía es una enfermedad que se caracteriza por un impulso constante de jugar apostando dinero. No todas las personas que juegan desarrollan una adicción al juego.
De acuerdo con la Organización Mundial de Salud (OMS), el trastorno conocido como juego compulsivo o ludopatía, es un desorden que consiste en frecuentes y repetidos episodios de apuesta, los cuales dominan la vida del individuo en detrimento de los valores y compromisos sociales, ocupacionales, materiales y familiares.
Este desorden puede llevar al jugador a apostar más del 3 por ciento de los ingresos mensuales, en billetes de lotería, casinos o casas de apuesta, e incluso dinero prestado, y lo ven como una conducta normal.
Las personas con un nivel socioeconómico más alto o mayor poder adquisitivo son más propensas a pasar más tiempo realizando apuestas. La aplicaciones de apuestas en dispositivos móviles y la penetración de internet facilita al jugador apostar sin salir de casa.