Brasil y Argentina son añejos y acérrimos rivales en pos de la supremacía en Sudamérica. Y naturalmente, los brasileños están seguros de que su compatriota Pelé es el mejor futbolista de la historia.
Por ahora, sin embargo, han hecho a un lado esa discusión, para expresar sus condolencias por la muerte del superastro argentino Diego Armando Maradona.
Expresidentes, el escritor Paulo Coelho y antiguos rivales de Maradona figuraron entre los brasileños que le rindieron homenaje por su influencia en el futbol y su carisma fuera de la cancha.
Los diarios brasileños que solo suelen publicar noticias deportivas en la primera plana cuando la selección nacional gana una Copa del Mundo dieron el jueves ese realce al deceso de Maradona.
Incluso, se pintó un mural con la imagen de Maradona en la favela Vila Cruzeiro en Río de Janeiro, un honor que los brasileños, orgullosos y locos por su balompié nacional, rara vez conceden a extranjeros.
"Él fue un ejemplo de persistencia y perseverancia porque creció en la vida como ser humano", explicó el artista del grafiti Angelo Campos, quien plasmó la imagen de un Maradona lleno de energía, con una casaca azul y uno de sus apodos, 'El Pibe de Oro'.
Maradona vivió el infierno de la adicción a las drogas y el alcohol. Durante años, los brasileños entonaron cánticos que echaban en cara esos problemas personales para mofarse del ídolo ante los hinchas argentinos.
Pero no ahora.
En la Arena Neo Química de Sao Paulo se mostró una imagen de Maradona, triunfal, en la pantalla gigante que está cerca de la entrada principal. Se trata del mismo estadio en el que muchos aficionados brasileños apoyaron ruidosamente a Holanda en su encuentro ante Argentina, correspondiente a la semifinal mundialista de 2014.
Argentina ganó por penales pero terminó perdiendo la final ante Alemania por 1-0.
Los clubes brasileños de la máxima categoría homenajearon a Maradona, incluido Santos, donde Pelé jugó prácticamente toda su carrera.
El respeto de los brasileños por Maradona se evidencia también en una estadística curiosa. El nombre español Diego fue uno de los más elegidos para los niños en esta nación de habla portuguesa en 1990, el año en que Argentina derrotó a Brasil por 1-0 en el Mundial, con un gol de Claudio Caniggia a pase magistral de Maradona.
Más de 180 mil niños brasileños fueron bautizados con el primer nombre de Maradona en aquel año.
Aquella victoria de Italia 1990 fue la única de Maradona sobre Brasil en seis partidos. Cayó tres veces frente al archirrival. La derrota más amarga del 'Pelusa' ante la Canarinha llegó en el Mundial de 1982.
Un joven Maradona, considerado ya entonces por muchos como uno de los mejores jugadores del mundo, fue expulsado en los últimos minutos del cotejo por el árbitro mexicano Mario Rubio, tras cometer una dura falta. El argentino confesó más tarde que quería también propinarle un puñetazo al brasileño Paulo Roberto Falcão, por la rivalidad entre ambas selecciones.
"Con la pelota, él era un dios. Sin ella, era humano", escribió Falcão en sus redes sociales.
Maradona visitaba con frecuencia Brasil durante el carnaval. Hizo anuncios publicitarios para empresas locales y disputó un partido con fines caritativos en Río de Janeiro, organizado por otro legendario exjugador, Zico.
En 1998, un año después de su retiro, Maradona apareció en un desfile del Carnaval de Río de Janeiro, y lo consideró el espectáculo más bello del mundo.
"Me gustaría sentirme brasilero", dijo entonces.
El brasileño Careca jugó con Maradona en el Napoli de la liga italiana y fue uno de sus mejores amigos.
"En el comienzo de su carrera él sentía cierto rencor hacia Brasil, pero pienso que con el tiempo ello se suavizó, luego de conocerme a mí y a otros", declaró Careca a una radiodifusora local.
"Y después del Mundial de 1986 vio que los brasileños lo amaban. Los brasileños adoran a los jugadores que realizan gambetas, sin importar de dónde vengan".
Y pese a la rivalidad nacional, Maradona expresó con frecuencia su admiración por la forma de jugar de Roberto Rivelino, miembro de la selección brasileña que ganó el Mundial de 1970 en México y conocido por sus regates cortos y sus potentes disparos.
Rivelino lamentó el deceso en las redes sociales. Publicó una foto en que el argentino sostiene una camiseta de Brasil que el volante le había autografiado.
"Perdimos a uno de los mejores jugadores del mundo", precisó Rivelino. "Y a una persona especial en mi vida".