Deportes

Surf olímpico, perdido en las olas rumbo a Tokio

A poco más de dos años de que el surf debute como disciplina olímpica en Tokio 2020, los atletas están confundidos con los criterios de clasificación.

La suma del surf al programa olímpico a partir de los Juegos de Tokio 2020 genera incertidumbre para los atletas por dos razones. La primera es que no les quedan claro los criterios de clasificación a las Magnas Justas y, la segunda, es que tienen dudas acerca de la calidad de las olas en la playa de Shidashita, en la que se realizará la competencia en poco más de dos años.

El problema se incrementa con la poca claridad de la Asociación Internacional de Surf (ISA, por sus siglas en inglés) –el órgano que rige la disciplina a nivel mundial- debido a que su página de internet no cuenta con una explicación que indique los criterios de clasificación a los olímpicos.

"Es complicada esta situación para los surfistas, porque no sabemos a qué competencia darle prioridad. En lo que resta del ciclo olímpico tenemos Campeonatos y Juegos Panamericanos, Liga Mundial y otros certámenes regionales", dice Angelo Corzo, campeón del Abierto Mexicano en 2015 y uno de los atletas que peleará la calificación por México.

Según el documento PANAM Lima 2019 emitido por la Asociación Panamericana de Surf –organismo que rige la disciplina en el continente americano- los criterios de calificación para los americanos se pueden obtener de tres formas: terminar entre los primeros lugares Juegos Panamericanos de Lima 2019, concluir entre los mejores diez de la World Surfing League Elite y dos plazas más serán para los mejores colocados en el Mundial del 2018 y 2019. Este último criterio es únicamente aplicado para los latinoamericanos. Ningún país puede aportar más de dos atletas a las Magnas Justas.

"Las confusiones incrementan porque aún no se definen cuantas plazas darán los Juegos Panamericanos y porque muchos atletas creen que solo hay una World Surfing League, pero están equivocados. Hay tres y el Elite es el nivel más alto", dice Corzo.

Otto Flores -surfista puertorriqueño- coincide con Corzo y comenta que las playas japonesas no tienen olas grandes, en comparación a otros países como Estados Unidos y Australia, y que eso dificulta las maniobras de los atletas. Sostiene que son raras las que llegan a formar el tubo, que es clave para que el atleta dé un buen espectáculo sobre la tabla.

"Nunca hay olas perfectas, pero me preocupa que en un mal día en Shidashita ni siquiera haya decentes. Esto provocaría que nuestro deporte no fuera tan espectacular como realmente lo es y que posteriormente lo anterior ponga en duda su permanencia en el programa olímpico", dice el caribeño.

México es uno de los países que se benefició por la inclusión de esta disciplina en el programa olímpico. El país cuenta con las playas y el clima perfecto para practicarlo todo el año, según Corzo. Los Cabos (Baja California Sur), Acapulco (Guerrero), Zicatela y Puerto Escondido (Oaxaca), son algunos de los lugares en los que se practica el surf en el país. No solo eso, México también cuenta con Jhony Corzo -hermano menor de Angelo- quien se consagró campeón mundial en 2017.

Víctor Colleman –coordinador de programa de la Federación Mexicana de Surf- explica que el logro de Jhony fue tan importante porque apenas cuenta con 18 años y la mayoría de su carrera la había hecho en el circuito juvenil. En ese certamen –añade el directivo- coincidió en que fueron los mejores surfistas del mundo. Menciona que antes solo iban algunos cuantos, porque el torneo se empalmaba con otras competencias.

"Jhony es un buen prospecto para que el país pueda ganar una medalla olímpica. Sin embargo, la competencia será muy cerrada, porque asistirán los mejores del mundo incluidos los estadounidenses, australianos y los de las islas del pacífico, quienes históricamente han dominado la disciplina. A la par el surf tendrá que demostrar que hasta a la altura de otros deportes olímpicos, que tienen años de tradición y que hasta por arriba de otros que fueron excluidos de los Juegos", menciona Colleman.

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