Al momento de adquirir un bien o un servicio, los habitantes del planeta tierra dejan una huella hídrica en su entorno.
Este indicador medioambiental mide el volumen de agua dulce que se necesita para producir un bien de consumo o servicio, por lo que Antonio Belmonte, director de Mercadotecnia y Desarrollo de Negocios para Netafim en México, destacó la importancia que tiene que los mexicanos estén conscientes de ese indicador.
Durante su participación en EF Foro Agro: ‘Agricultura en tiempos de pandemia’, Belmonte señaló la importancia del concepto para el futuro de la humanidad.
“El concepto de huella hídrica, (es el) volumen de agua fresca que hace falta para producir alimentos, o insumos del día a día, como una papa que necesita 25 litros o un par de pantalones vaqueros o jeans, (donde se necesitan) 4 mil litros para producirlo”, explicó.
El especialista consideró que es sumamente importante sensibilizar a la población sobre el volumen de agua que se va a la agricultura.
“Ocho de cada 10 litros que usamos para regar se usan con métodos muy ineficientes como es la inundación o el rodado, y por eficiencia nos referimos al máximo rendimiento por unidad de área y recurso que no solamente es agua, también es insumos, energía y labor”, apuntó.
Agregó que en los últimos 60 años, la producción agrícola a nivel mundial se ha triplicado, y en México, pasó de 30 millones de dólares a cerca de 58 millones de dólares entre 1994 y 2020.
“Esto trae desarrollo bienestar, educación y da la posibilidad de que los países en desarrollo crezcan de manera incluyente. Además de alimentar a varios sectores también”, indicó.
Detalló que en la agricultura el reto principal que enfrenta en todo el planeta es que en este siglo alimentar a cerca de 3 mil millones de habitantes adicionales, “todo esto mientras se busca reducir la emisión de gases efecto invernadero, se preserva la biodiversidad y mejoramos el bienestar rural”, resaltó.
Belmonte también resaltó que en 60 años se ha triplicado el volumen de extracción de agua fresca en todo el planeta, y que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) proyecta que para 2050, cerca de 4 billones de habitantes estarán bajo estrés hídrico.
“En México desde a mediados del siglo pasado que estábamos poquito arriba de 11 mil metros cúbicos de agua disponible por habitante. Estamos en 2020 cerca de 3 mil 500 metros cúbicos por habitante”, recordó.
Finalmente, indicó que tres cuartas partes del volumen de agua fresca disponible en México, entre superficial y subterránea, se van a la agricultura, mientras que una tercera parte de su volumen es extraído del subsuelo de acuíferos y dos terceras partes de presas, ríos y embalses.
“El crecimiento poblacional y cambio climático entonces lo que nos está causando en esta fuente de agua limitada, es que la recuperación de los volúmenes tanto de acuíferos como de presas, cada vez son más erráticos, y en los últimos siete años vemos que aunque hay épocas de lluvia no se recuperan los volúmenes anteriores a la etapa de sequía y estiaje”, subrayó.
De acuerdo con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (ICCA), esta es la huella hídrica que dejamos cuando consumimos nuestros alimentos favoritos: una vaca, 15 mil litros de agua; una hamburguesa, 2 mil 400 litros; un kilogramo de arroz, mil 700 litros; un kilo de trigo, mil litros; un litro de leche, mil litros; dos huevos, 400 litros; un jugo de naranja, 170 litros; un kilo de maíz, 90 litros; una manzana, 70 litros, y una naranja, 50 litros.