El sector privado muestra un amplio rezago en la inclusión femenina en puestos de alta dirección para la toma de decisiones.
Un tercio de las empresas que cotizan en el mercado accionario mexicano no tienen mujeres en ese nivel de organización, pues de las 157 empresas públicas, 51 no tienen mujeres en sus consejos de administración y sólo cuatro firmas tienen una directora general, de acuerdo con un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
En los consejos de administración hay una subrepresentación de mujeres: de 2 mil 500 personas, las mujeres son del 10 por ciento, es decir, por cada 10 integrantes en los consejos hay solo una mujer y solo el 3 por ciento de los consejos están presididos por una mujer.
En cuanto al poder de decisión, las mujeres como consejeras propietarias en los consejos alcanzan el 9 por ciento, y el 13 por ciento son suplentes.
Las consejeras independientes alcanzan el 8 por ciento y esta figura es una oportunidad para que más mujeres participen en los consejos.
El IMCO analizó a 157 empresas listadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y en la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) y encontró que 33 empresas no tienen mujeres en sus consejos ni en direcciones relevantes.
La mayoría de las mujeres se encuentra en el sector industrial (36 por ciento), seguida del sector de materiales y servicios financieros (18 por ciento en cada uno).
México dista de las mejores prácticas internacionales en el reporte de información de género dentro de las empresas. Mientras que en el país el 10 por ciento de los miembros de los consejos son mujeres, en Colombia la cifra es el 17 por ciento y en Brasil del 12 por ciento, en tanto que en el Reino Unido es del 35 por ciento.
Existen esfuerzos de las empresas mexicanas para aumentar la representación de mujeres, y el 31 por ciento de las empresas analizadas describieron las políticas más frecuentes: capacitación continua, programas de liderazgo, diversidad en equipos, protocolos de violencia, programas de maternidad y paternidad y equidad salarial.
“Para que estas políticas sean exitosas tienen que basarse en datos y si este paso no se cumple, no se puede medir y hacer correcciones, impide el autodiagnóstico, dificulta atraer y retener el talento femenino”, dijo la directora de sociedad incluyente del IMCO, Fátima Masse.
Destacó dos acciones que las empresas pueden hacer, una de corto plazo es reconocer que sí hay expertas y hacer un esfuerzo para atraerlas, y la de largo plazo considera necesario transformar la cultura organizacional, que no se pierda la participación de las mujeres conforme escalan.
Registrar datos y transparentarlos es el primer paso para cambiar la balanza de la inclusión femenina en puestos de alta dirección, y la recomendación para el sector privado es cumplir con la información de género que se les pide a las emisoras.
Además, se recomienda hacer un autodiagnóstico de las barreras que enfrentan las mujeres para crecer dentro de las empresas, y participar en plataformas e iniciativas de transparencia de datos para que las organizaciones repliquen mejores prácticas de equidad.
El sector público también tiene áreas de mejora, como hacer más precisa la redacción de la circular de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en la normatividad que obliga a reportar anualmente el sexo de los consejeros, el sexo de directivos relevantes –director general, de finanzas y jurídico–, y si cuentan o no con una política de igualdad de género.
Podría ampliarse los rubros solicitados para conocer la representación de mujeres en toda la estructura organizacional.
“No se puede tomar ninguna decisión si no hay datos, conocer las brechas y las condiciones diferenciadas y a partir de ese diagnóstico tomar decisiones más informadas”, apuntó Masse.