México redujo su riqueza de combustibles fósiles en 43 por ciento entre 1995 y 2018, en una trayectoria opuesta al alza mundial debido a un creciente agotamiento de reservas, caída en los volúmenes de producción y limitado número de nuevos descubrimientos.
Hacia el futuro, a medida que el mundo avanza hacia fuentes de energía bajas en carbono se estima que el valor del petróleo, el gas y el carbón disminuya entre 13 y 18 por ciento hacia el 2050, lo que implica un riesgo económico significativo para los países que dependen más de los combustibles fósiles, expone el Banco Mundial.
En el informe “La riqueza cambiante de las naciones”, concluye que los países con las mayores cantidades de capital natural no renovable del mundo no están bien preparados para una transición baja en carbono.
“Los exportadores de combustible que ya han desarrollado una base industrial pesada y cadenas de valor, como México o Rusia, pueden verse tentados a dar a sus industrias pesadas un “viaje gratis” en el esfuerzo global para mitigar el cambio climático y tratar de seguir generando riqueza a partir de las reservas de combustibles fósiles estimulando la demanda interna de las industrias de consumo intensivo de combustibles posteriores y convirtiéndose en “paraísos de emisiones”, señala.
Entre 1995 y 2018, la riqueza mundial de combustibles fósiles se incrementó desde 12 billones de dólares a 26 billones de dólares, un incremento del 117 por ciento al analizar a 146 países, sin embargo, en México ocurrió lo contrario.
“El agotamiento de los combustibles fósiles en México aumentó cinco veces, de 5 mil millones de dólares en 1995 a 25 mil millones de dólares en 2018, mientras que el país descubrió menos de cinco campos del tamaño de los que se encuentran en Brasil. Esto ha contribuido a una disminución en la riqueza de combustibles fósiles de México, que cayó de 400 mil millones de dólares en 1995 a 227 mil millones de dólares en 2018, una contracción de 43 por ciento en 23 años”.
La suma de todo el capital de México como nación al 2018 fue de 98 mil 664 dólares; su capital humano, que son las ganancias durante la vida de una persona, representó el 50.7 por ciento; el capital producido (edificios e infraestructura) fue el 42.3 por ciento y el capital natural renovable como bosques, tierras de cultivo y recursos oceánicos fue el 7 por ciento del total.
También contabiliza al capital natural no renovable, como minerales y combustibles fósiles; activos externos netos y por primera vez, el informe del Banco Mundial da cuenta del capital natural azul, en forma de manglares y pesquerías oceánicas.
“La riqueza de las naciones está intrínsecamente ligada a las decisiones políticas que toman las naciones; no es estática e independiente del gobierno. Las opciones de política cambian las trayectorias y la composición de esa riqueza; fijar un precio incorrecto de los activos y las economías pueden quedar expuestas a riesgos y dependencias innecesarios”, alerta el informe.
El concepto de riqueza nacional del Banco Mundial indica si el crecimiento del PIB se puede sostener a largo plazo, al administrar una amplia cartera de activos, incluido el capital natural, humano y producido, se logra el desarrollo. Mientras que el producto interno bruto (PIB) indica cuántos ingresos monetarios o producción genera un país en un año; la riqueza indica el valor de los activos nacionales subyacentes y, por lo tanto, las perspectivas de mantener e incrementar esos ingresos a largo plazo.