La reforma de pensiones realizada en México en el último año fue la más integral entre los países de la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económica (OCDE), con un aumento en las contribuciones relacionadas con los ingresos, así como los beneficios de actuales y futuros para los trabajadores de la base de la pirámide.
Sin embargo, estas medidas podrían implicar mayor gasto público al motivar un retiro anticipado, alertó el organismo.
“Los incrementos en los beneficios de primer piso implican un mayor gasto público y debilitarán significativamente la relación entre beneficios y contribuciones”, señala en su informe Pensions at a glance, publicado este miércoles, en el que considera que los cambios en los requisitos de cotización para merecer la pensión pueden fomentar la salida anticipada del mercado laboral “y crear un costo neto para las finanzas públicas”.
Concretamente, para una persona de 65 años que devengaba el salario promedio y cotizó durante al menos 24 años, el monto de la pensión mínima mexicana se ha duplicado del 30 al 63 por ciento del salario promedio bruto, mientras que la pensión mínima no supera el 40 por ciento del salario promedio en ningún otro país de la OCDE. Un nivel tan alto de pensión mínima implica que para muchos pensionistas el nivel de pensión ya no dependerá de los activos acumulados financiados con contribuciones pasadas, y que el presupuesto estatal proporcionará un suplemento.
“Cuanto menor sea el rendimiento financiero futuro, mayor será el costo fiscal, que será visible solo con el tiempo porque los subsidios estatales financian las pensiones mínimas una vez que se agotan los activos”, expone.
A implementarse de manera gradual entre 2023 y 2030, el acceso a la pensión mínima antes de la edad legal de jubilación sin sanción o con una sanción limitada es inusual entre los países de la OCDE.
La tasa de contribución del empleador en el esquema obligatorio comenzará a aumentar en 2023 de 5.15 por ciento a 13.87 por ciento en 2030, al nivel del salario promedio, lo que llevará a un aumento de la tasa de contribución total de 6.5 a 15 por ciento, aumento que va en línea con las recomendaciones del organismo internacional a México.
México, entre los países con la tasa más alta de muertes por COVID
México estuvo entre los países de la OCDE con las tasas más altas de mortalidad excesiva en lo que va de la pandemia del COVID-19, con un porcentaje de 35 por ciento entre enero de 2020 y agosto de 2021, más del doble de la tasa promedio de 12 por ciento en la región, lo que significa que un 12 por ciento más de personas murieron en este período de lo esperado.
En Australia, Dinamarca, Islandia, Irlanda, Nueva Zelanda y Noruega, el exceso de muertes no superó el 3 por ciento, según el informe de la OCDE.
Como resultado de la mortalidad excesiva, la esperanza de vida (al nacer) disminuyó en 24 de los 30 países de la OCDE en 2020. La población ha envejecido en todos los países de la OCDE. La edad promedio fue de 41 años en 2020, ocho años más que en 1990 y se espera que aumente aún más en seis años para 2050 lo que significa que la mitad de la población será menor de 47 años y la mitad más viejo.
Este rápido aumento se debe a que las personas viven más tiempo en promedio y tienen menos bebés. Se espera que la edad media aumente en más de 10 años en Chile, Colombia, Corea, México y Turquía y en menos de tres años en Dinamarca y Suecia.