La deuda mundial llegó a niveles récord durante 2020 al alcanzar 226 billones de dólares, equivalente al 256 por ciento del PIB, afectado por la crisis de salud y la recesión.
Este aumento amplifica las vulnerabilidades, especialmente a medida que se endurecen las condiciones de financiamiento ante presiones inflacionarias, alertó Vitor Gaspar, director del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Los responsables de la formulación de políticas deben encontrar el equilibrio adecuado frente a una deuda elevada y una inflación en aumento”, dijo.
La deuda mundial repuntó 28 puntos porcentuales hasta alcanzar el 256 por ciento del PIB de 2020, según la última actualización de la base de datos de deuda mundial del Fondo.
El incremento fue particularmente sustancial entre las economías avanzadas, en donde la deuda pública aumentó de 70 por ciento del PIB en 2017 a 124 por ciento del PIB en 2020. La deuda privada subió a un ritmo más moderado de 164 a 178 por ciento del PIB en ese periodo.
“Los riesgos aumentarán si las tasas de interés globales suben más rápido de lo esperado y el crecimiento flaquea. Un endurecimiento significativo de las condiciones financieras aumentaría la presión sobre los gobiernos, los hogares y las empresas más endeudadas. Si los sectores público y privado se ven obligados a desapalancarse simultáneamente, las perspectivas de crecimiento se verán afectadas”, alertó el especialista en el artículo publicado por el FMI.
La deuda pública ahora representa casi el 40 por ciento del total de la deuda global, la mayor proporción desde mediados de 1960. Esta acumulación de deuda pública se atribuye a las dos grandes crisis que los gobiernos han enfrentado, la crisis financiera y la pandemia del COVID-19.
A medida que suben las tasas de interés, la política fiscal deberá ajustarse, especialmente en países con mayor vulnerabilidad de la deuda. El apoyo fiscal será menos efectivo cuando respondan las tasas de interés y podría alimentar las presiones inflacionarias.
“Ante perspectivas inciertas y las mayores vulnerabilidades hacen que sea fundamental lograr el equilibrio adecuado entre la flexibilidad de las políticas, el ajuste ágil a las circunstancias cambiantes y el compromiso con planes fiscales creíbles y sostenibles a mediano plazo. Esta estrategia reduciría las vulnerabilidades de la deuda y facilita el trabajo de los bancos centrales para contener la inflación”, expuso.
El organismo actualizó su base de datos sobre la deuda global en la que incluye información de 190 países sobre la deuda gubernamental y privada, dejando de lado al sistema financiero.
La deuda privada en México, de empresas y hogares, alcanzó el 44.79 por ciento del PIB de 2020 con una tendencia en ascenso, pero aún debajo del máximo de 49.52 por ciento del PIB de 1995. La deuda del sector público alcanzó 61.03 por ciento del PIB de 2020, desde 53.32 en 2019.