Las mujeres en México sufren una penalización en el mercado laboral por ser madres, al presentar una disminución de 5 puntos porcentuales en su participación laboral, comparado con las mujeres sin hijos; mientras que en el caso de los hombres no hay evidencia de alguna diferencia, señala un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Mientras que en Guatemala, Honduras y México existe una brecha negativa o una penalización para las mujeres madres cercana a los 5 puntos porcentuales en participación laboral, con relación a las que no lo son; en países como Nicaragua y República Dominicana, las madres participan aún más que las mujeres sin hijos. En el caso de los hombres, no se encontraron tales diferencias y la paternidad incrementó en cerca de 5 puntos porcentuales su participación laboral, en comparación con la de los hombres sin hijos”, expone el informe “Cerrando brechas de género en el mundo del Trabajo”, enfocado Centroamérica, México, Panamá y República Dominicana.
Al convertirse en madres, muchas mujeres suelen interrumpir su trayectoria educativa y laboral debido al propio período de maternidad y al posterior cuidado de los hijos, que requiere un mayor tiempo de dedicación a actividades no remuneradas. Esta situación no suele ocurrir con los hombres cuando se convierten en padres.
El PIB per cápita en México podría aumentar permanentemente en más del 6 por ciento como resultado de la implementación de políticas que aumenten la participación laboral de las mujeres como las de cuidado infantil y productividad.
Para el promedio de mujeres en la región analizada en el estudio del BID, las tasas de participación laboral de las mujeres casadas sin hijos son mayores que las de las madres, 56.2 y 54.6 por ciento, respectivamente.
“Las mujeres madres presentan una disminución de 5.5 por ciento en sus tasas de ocupación y de 6.3 por ciento en su ingreso real por hora, con relación a las mujeres sin hijos. La penalidad salarial puede estar asociada a varios factores, entre ellos: el hecho de múltiples razones pueden explicar esta disminución, desde el crecimiento de las uniones informales y la reducción de las uniones matrimoniales, hasta la mayor conformación de hogares monoparentales.
Para el caso de México, un ejercicio que permite fijar las características sociodemográficas de la mujer en cada nivel educativo, al tiempo que únicamente varía el estatus de pareja; los resultados indican que las probabilidades de participación laboral siempre son superiores en las mujeres solteras respecto de las casadas, lo que apoya la hipótesis sobre la persistencia de los roles de género, que las madres tienden a dedicar menos horas al empleo remunerado, la pérdida de experiencia laboral, el intercambio de trabajos de salarios altos por trabajos más flexibles con salarios más bajos, y también la discriminación laboral.
“Ser madre se asocia a una menor probabilidad de trabajar en todos los países. En cambio, para los hombres, el ser padres se relaciona con un aumento en la probabilidad de trabajar en todos los países”, puntualiza el informe.
La tasa de fecundidad en la región se ha reducido a la mitad entre 1990 y 2019 entre las mujeres de 15 a 49 años, pasó a 2.3 desde 4.1 por ciento en promedio y se prevé una desaceleración en la caída de la fecundidad en los próximos años por lo que su impacto sobre la participación laboral también podría reducirse.