El aumento en la cotización internacional de los energéticos debe transmitirse por completo a los precios al consumo doméstico y en su lugar aplicar subsidios focalizados a la oferta ante su elevado costo, opinó Emilio Pineda, jefe de la División de Gestión Fiscal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Nuestro estimado es que la región (América Latina) gastará 0.4 por ciento del PIB para mantener precios de energéticos y esto será mayor en aquellos países productores de commodities porque tienen alguna subida de ingresos y la utilizan en gran medida para subsidiar más los precios”, dijo en su participación en el panel ‘Oportunidades y Riesgos para los Países de América Latina y el Caribe’, organizado por la OCDE.
La subida de los energéticos es uno de los canales de impacto de la guerra en Ucrania hacia la región y se debería permitir una transmisión completa del alza; sin embargo, el FMI estima que solo 50 por ciento del aumento se ha transferido a los consumidores en América Latina y el BID proyecta un aumento de la deuda en promedio en todos los países de la región, incluyendo a países exportadores de petróleo, a niveles superiores a 70 por ciento del PIB, producto de un mayor gasto corriente y de un escenario de menor crecimiento económico.
“El mundo del precio de los energéticos domésticos es un mundo políticamente contencioso y por eso se centran en políticas que no son las óptimas técnicamente. En ese contexto, subsidios focalizados a la oferta y mecanismos de suavizamiento de crecimiento de precios, creemos que son dos políticas que, por un lado evitan los subsidios generalizados -que es el peor de los mundos- y ayuda a mitigar los impactos sociales con un menor costo fiscal que los subsidios generalizados”, señaló.
Permitir un pass through completo y al mismo tiempo se proteja a los hogares más vulnerables a través de transferencias directas e incentivar una reducción de la demanda con mayor eficiencia energética es una respuesta con la ventaja que minimiza también el costo fiscal porque focaliza las transferencias directas a hogares más vulnerables.
Aunque países exportadores de petróleo están recibiendo una renta adicional por el alza en el precio de los energéticos, el costo fiscal del subsidio hacia su mercado doméstico es muy alto y pone en riesgo la estabilidad financiera, consideró Mauricio Cárdenas, investigador principal del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Colombia.
“Incluso en casos de los países ganadores como México, las presiones internas para subsidiar a los combustibles son enormes” y explicó existen diferencias entre el aumento en el petróleo y en la gasolina.
“Si el precio del petróleo llega a 140 dólares por barril, el precio de la gasolina será al equivalente como si la cotización del petróleo estuviera a 160 dólares. Estamos borrando con el codo lo que estamos haciendo con la mano. No hay mayor ingreso fiscal, no hay consolidación fiscal asociada a los altos costos del petróleo porque el costo fiscal de los subsidios se ha vuelto gigantesco”, apuntó.