Los mercados de acciones y bono del Reino Unido han perdido al menos medio billón de dólares en valor combinado desde que Liz Truss asumió como primera ministra, según cálculos de Bloomberg.
Con un presupuesto que incluye recorte de impuestos, Truss ha devastado la confianza de los inversionistas.
La liquidación se intensificó cuando el Gobierno de Truss anunció el viernes nuevas políticas fiscales que alimentaron las preocupaciones de que la inflación y los préstamos aumentarían en un momento de rápido incremento de las tasas de interés.
Las medidas del Gobierno del Reino Unido equivalieron a decir “al diablo con las perspectivas de inflación, pensemos en el crecimiento”, señaló en una entrevista Seema Shah, estratega jefe de Principal Global Investors.
¿Qué propuso exactamente el gabinete de Truss?
El Ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, anunció el viernes pasado una serie de recortes de impuestos y reformas regulatorias que costarán cerca de 161 mil millones de libras en los próximos cinco años.
Esta disminución de impuestos es la mayor en décadas (desde 1972 para ser exactos), y beneficia a los hogares y empresas más ricos de Reino Unido, al eliminar la tasa adicional del Impuesto sobre la Renta, pagada solo por los que ganan más dinero, y reduciendo la tasa básica de 20 a 19 por ciento.
La administración a cargo del Partido Conservador argumentó que un programa basado en impuestos bajos y una desregulación impulsará a una economía británica que, de acuerdo con el Banco de Inglaterra, ya entró en recesión.
El remedio salió peor que la enfermedad
Pero horas después de conocerse el plan, la economía de Reino Unido empezó a sufrir las consecuencias, con la caída de la libra y de los bonos del Gobierno británicos ante el temor de que la carga de la deuda británica se vuelva inmanejable.
Las consecuencias se extendieron esta semana, con la libra cayendo casi 5 por ciento y tocando un mínimo histórico frente al dólar antes de estabilizase y reducir las pérdidas.
Este miércoles, el Banco de Inglaterra tuvo que realizar una ‘dramática’ intervención para evitar un inminente desplome del mercado de bonos.
Con las repercusiones de los planes de recorte de impuestos del Gobierno, que siguen afectando los precios de los activos del Reino Unido, el banco central había recibido advertencias de que las peticiones de garantías podrían obligar a los inversionistas a deshacerse de los bonos del Gobierno, lo que provocaría una fuerte caída.
Las críticas al plan de Truss han llegado de todas partes: el Fondo Monetario Internacional instó esta semana a la primera ministra a modificar la propuesta y la firma Moody’s Investors Service advirtió que podría amenazar la calificación crediticia del país.