La inversión productiva en México volvió a ‘tropezar’ en septiembre, y presentó su peor desempeño desde febrero, ante el persistente debilitamiento del gasto en construcción y un mayor deterioro en el rubro de maquinaria y equipo.
Analistas advirtieron que los próximos meses representan un reto para la inversión, ante las expectativas de menor crecimiento y los mayores niveles en las tasas de interés, que elevan los costos de financiamiento.
En septiembre de este año la Inversión Fija Bruta (IFB) registró un descenso de 0.87 por ciento a tasa mensual en sus cifras ajustadas por estacionalidad, su mayor caída desde febrero pasado, de acuerdo con los registros del Inegi. En los últimos cinco meses la inversión solo muestra un avance en agosto.
Por componente, los gastos en construcción retrocedieron 0.82 por ciento respecto al mes previo, luego de un estancamiento en agosto. Destacó el descenso de 2.6 por ciento de la inversión en construcción residencial, siendo esta la mayor baja desde mayo de este año.
Por su parte, los gastos efectuados en maquinaria y equipo total, de origen nacional e importado, descendieron 1.44 por ciento a tasa mensual, su variación más baja desde agosto del 2021.
“La caída significativa de la inversión en maquinaria y equipo, reduce la probabilidad de que se observe un crecimiento sostenido hacia el cierre del año y pone en evidencia los riesgos a la baja para la inversión”, indicó el analista de Banco Base, Alfredo Sandoval.
A tasa anual, la Inversión Fija Bruta aumentó 4.2 por ciento en términos reales. A su interior, los gastos en maquinaria y equipo total aumentaron 15.85 por ciento y en construcción cayeron 5.15 por ciento, y sumaron tres meses a la baja.
La directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, Leticia Armenta, destacó que si bien no fue una contracción profunda, el tema es la tendencia y en la que el sector da la base a la producción.
“Cuando la tendencia es a la baja o que está muy plana, lo que nos indica que la base para producir se está limitando cada vez más y esto se traduce en menos empleos”, dijo Armenta en entrevista.
Perderá dinamismo
El panorama de la IFB hacia los próximos meses tiende a la desaceleración, pues luego de crecer 9.54 por ciento en 2021, este año se perfila a una expansión de 4.94 por ciento y hacia el 2023 el crecimiento sería de 2.27 por ciento, según estimaciones de Banco Base.
Alberto Ramos, economista en jefe para América Latina, de Goldman Sachs, señaló que la demanda interna en México reportó señales mixtas, con un debilitamiento en la inversión y un consumo resiliente.
“En los próximos meses se espera que la demanda interna se enfrente a vientos en contra de la alta inflación, el aumento de las tasas, la débil confianza de los consumidores y las empresas, el impulso más débil de la actividad de los Estados Unidos, indicó,
De acuerdo con el economista en jefe de Rankia Latinoamérica, Humberto Calzada Díaz, la caída de la IFB es señal de la desaceleración que se avecina “son indicios y es un reflejo del desfase entre alta inflación y la actividad económica”.
“Es un signo de las perspectivas económicas. El tema inflacionario va a pegar en el crecimiento económico y podría ser un reflejo de estas presiones. Las expectativas hacia 2023 no son muy alentadoras”, dijo Calzada Díaz, y agregó que el primer semestre del próximo año puede ser complicado debido al incremento en los precios.
“A esto le sumamos las altas tasas de interés, es un factor que le juega en contra al sector de la construcción; si vemos el dinero encarecido aunado a los altos precios en materiales, se conjuga para ver esta caída en la construcción”, añadió el especialista.