El reclamo no es nuevo, pero volvió a ocurrir... al presidente Andrés Manuel López Obrador sigue sin parecerle el ‘modito’ con el que el Banco de México trata de controlar el alto nivel de la inflación: subiendo aún más su tasa de interés.
Si bien López Obrador mantuvo que respeta la autonomía del Banco Central, agregó que le gustaría ver a la Junta de Gobierno pensar también en el crecimiento de la economía de México.
“Yo quisiera que el Banco de México no sólo se ocupara del control de inflación, sino también que pensaran en el crecimiento económico, porque esa fórmula de que, si hay incremento de inflación, aumentar las tasas, que es lo que se aplica a nivel mundial, pues es lo ortodoxo y habría que pensar en otras acciones”, dijo en Jalisco.
El nuevo ‘llegue’ no paso desapercibido para el Banxico. Jonathan Heath, uno de sus subgobernadores, explicó que para mover a la economía, primero es necesario tener una inflación baja.
“¿Cómo puede la política monetaria apoyar al crecimiento económico? Contribuyendo con tasas de interés lo más bajas posibles. ¿Cómo puede impulsar tasas más bajas? Buscando tener la inflación y sus expectativas lo más bajo posible”, dijo.
Un problema llamado consumo interno
¿Y por qué el reclamo del presidente? Con el aumento de 50 puntos base, la tasa de interés ahora está en 11 por ciento. Para darse una idea, el récord anterior del referencial era 8.25 por ciento, que quedó superado desde agosto del año pasado.
Una de las intenciones del Banco de México para subir y subir la tasa de interés es los consumidores gastemos menos de nuestro dinero.
¿Y esto cómo afecta a la inflación? Los bancos se fijan en la tasa de interés ‘dictada’ por el Banxico para determinar lo que cobran a los clientes con créditos con ellos. Una tasa de 4 por ciento, como es la que tenía el Banco Central en mayo de 2021, genera créditos baratos, pero una de 11 por ciento los encarece.
Si el consumo disminuye, es decir, si la demanda es menor, la oferta de los productos empieza a aumentar gradualmente, lo que llevará a vendedores, productores y empresas a bajar sus precios y, en consecuencia, a ver un descenso en la inflación.
Con créditos cada vez más caros, el ánimo de gastar disminuye y para ejemplo el Buen Fin, el programa de descuentos más grande que se celebra cada año. Cálculos de organizaciones de la IP preveían ventas por 195 mil millones de pesos en noviembre de 2022, pero la cifra final se quedó en 134 mil millones de pesos. Durante esta temporada, los descuentos en compras con tarjera de crédito a meses sin intereses suelen ser ‘la regla’.
La ‘sensación’ de que el consumo interno se está ‘apagando’ también se fundamenta en los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, que señaló que el Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior cayó 0.63 por ciento en un mes que debería haber estado marcado por las compras.
¿Por qué esto es malo para el PIB? Porque el consumo interno es uno de los mayores motores de la economía. Un comprador ‘cauto’ empieza a considerar qué gastos puede eliminar para ahorrar más dinero y puede decidir ya no consumir huevo rojo, cuyo kilo se vende en hasta 50 pesos, lo que afectará a las actividades primarias, o decidir que no es el momento para hacer esas vacaciones a Cancún, lo que afectará al sector de los servicios (actividades terciarias).