A pesar de la incertidumbre económica y los eventos geopolíticos que han afectado al mundo, México logró captar un total de 35 mil 292 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED) durante 2022, lo que representó un incremento del 12 por ciento en comparación con el año anterior, según el informe The World Investment Report 2023 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, el informe reveló que la IED a nivel global experimentó una caída de ese mismo 12 por ciento en 2022, alcanzando un total de 1.3 billones de dólares, esto luego de una fuerte recuperación registrada en 2021.
La UNCTAD advirtió que en 2023 el entorno global para los negocios internacionales y la inversión transfronteriza sigue presentando desafíos significativos, pues a pesar de que algunas de las dificultades económicas que influyeron en las tendencias de inversión en 2022 se han atenuado, no han desaparecido por completo.
“Las tensiones geopolíticas continúan en niveles altos y la reciente agitación en el sector financiero ha aumentado la incertidumbre de los inversionistas”, señaló el informe.
La organización prevé que la presión a la baja sobre la IED global continúe en 2023, ya que los indicadores tempranos del primer trimestre de 2023 muestran tendencias débiles en las finanzas de proyectos internacionales y las fusiones y adquisiciones, lo que sugiere que el panorama de inversión seguirá siendo desafiante en el corto plazo.
Aprovecha México
A pesar del contexto geopolítico complicado, México continúa consolidándose como un destino atractivo para la IED, al posicionarse como el décimo primer receptor a nivel mundial.
El reporte de la UNCTAD destaca el crecimiento en las nuevas inversiones de capital y los beneficios reinvertidos como factores clave en el aumento de la captación de IED en México. Esto demuestra la confianza de los inversionistas en el país y su potencial económico a largo plazo, señaló la UNCTAD en el documento.
En particular, durante el año 2022, los proyectos anunciados de “inversión greenfield”, que implican la creación de nuevas instalaciones y subsidiarias en suelo extranjero, experimentaron un crecimiento significativo a nivel global, aumentando casi un 70 por ciento en valor. México se destacó como el principal destino de estas inversiones con 27 proyectos, seguido de cerca por Turquía y los Emiratos Árabes Unidos, con 24 proyectos cada uno.
Marco Oviedo, estratega para América Latina del banco brasileño XP Investment, señaló que a pesar de no haber alcanzado un puesto más alto en el ranking, el hecho de que México se encuentre en la posición 11 es un logro significativo.
“La narrativa alrededor del nearshoring sugeriría que puede mejorar la perspectiva, e incluso podría subir en el ranking un poco más en el futuro”, dijo el especialista.
Desde el punto de vista de Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, la gobernanza, certidumbre de la política económica interna y seguridad son elementos clave para que lleguen más inversiones, aunado a paquetes de estímulos fiscales y burocráticos.
“Dado el nivel de inseguridad e incertidumbre en la política económica interna, México no está aprovechando toda la oportunidad del nearshoring, y, por lo tanto, no somos de los primeros países en captar esa IED”, destacó.
Gran atractivo
Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, dijo que México mantiene su atractivo para las inversiones internacionales, sobre todo de capital productivo y su ubicación estratégica.
“La ventaja geopolítica le permite ser un ganador frente a la relocalización de inversiones y plantas estadounidenses ante las fricciones comerciales con China y Rusia”, señaló el economista.
De acuerdo con Delia Paredes, economista independiente, la posición de potencia manufacturera de México, respaldada por su el T-MEC, así como con otras economías en el mundo, es un factor clave para atraer IED, ya que brindan ventajas y oportunidades significativas para las empresas que buscan establecerse en el país.
“En este contexto, México tiene todavía un camino interesante por recorrer para atraer dichos flujos y también para desarrollar infraestructura financiera para instrumentos sustentables como bonos verdes, sociales, entre otros”, agregó.
Sin embargo, Paredes advirtió que la preocupación por el cambio climático y la adopción de prácticas amigables con el entorno se han convertido en factores determinantes para los inversionistas.