La inflación mantuvo en julio su trayectoria a la baja y se ubicó en 4.79 por ciento anual, desde 5.06 por ciento en junio y fue su nivel más bajo desde marzo del 2021; sin embargo, hay señales mixtas entre sus componentes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
A pesar de la desaceleración, el dato se ubicó ligeramente por encima de 4.77 por ciento anual previsto por analistas en la encuesta más reciente de Citibanamex.
Las menores presiones inflacionarias, en tanto, siguen siendo del lado no subyacente, ya que se observó una deflación o inflación negativa de -0.67 por ciento anual, la segunda al hilo por primera vez desde que se tiene registro, cuya serie inicia en la década de los 80.
¿Qué es la deflación?
Según el Banco de México (Banxico) la deflación (o inflación negativa), es el fenómeno contrario a la inflación, o sea, una caída general y continuada de los precios de productos y servicios.
La reducción de los precios es causada por la disminución de la cantidad de circulante monetario, lo cual a su vez origina una disminución en el ritmo de la actividad económica en general, afectando entre otros aspectos el empleo y la producción de bienes y servicios.
Aunque puede parecer que una bajada en los precios es algo positivo, en realidad tiene efectos muy perjudiciales en la economía.
La deflación genera un círculo vicioso en la economía, ya que puede provocar una reducción del gasto y la inversión, lo que supondría un menor crecimiento económico y un aumento en el desempleo.
El Banco de España detalla que la inflación negativa hace más difícil enfrentar las deudas, porque, incrementa la carga real de estas, lo podría llevar a familias y empresas a no poder hacer frente a sus obligaciones.
¿Por qué se produce la deflación?
Santander explica que la deflación o inflación negativa se produce cuando la oferta de bienes y servicios de una economía es superior a la demanda.
Por ello, las empresas se ven obligadas a reducir los precios, para poder vender los productos y servicios. El desajuste entre la oferta y la demanda tiene su origen en dos causas:
- Demanda insuficiente. Se asocia con una caída en la economía. Las empresas deben reducir costes, lo que implica también recortar salarios y despidos, que al mismo tiempo afecta a las familias, que no podrán cubrir sus gastos, por lo que el consumo se va para abajo. Un gran ejemplo es la crisis financiera de 1929.
- Exceso de oferta. Cuando hay producción en exceso, las empresas se ven obligadas a reducir precios.