Economía

México, con aumento salarial real en 2023, pero con caída en productividad

El reporte World Employment and Social Outlook, Tendencias 2024 destaca que el crecimiento de los salarios reales en India y Turquía también fue positivo.

En Argentina, durante el mismo período, se estima que la productividad laboral ha disminuido un 1.7 por ciento anual. (Shutterstock).

A pesar de la caída en la productividad de 0.4 por ciento, México destacó en el mundo, como uno de los pocos países en donde el salario real experimentó un crecimiento positivo en 2023, al lado de China y Rusia.

Un reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) precisa que las más fuertes ganancias salariales se dieron en China y Rusia, países donde la productividad laboral estuvieron dentro de las más altas de las naciones de la OCDE.

El reporte World Employment and Social Outlook, Tendencias 2024 destaca que el crecimiento de los salarios reales en India y Turquía también fue positivo, pero los datos disponibles se refieren a 2022 en relación con 2021.

Los otros países del G20 vieron caer los salarios reales; las caídas fueron particularmente pronunciadas en Brasil con -6.9 por ciento, Italia con -5 por ciento e Indonesia con -3.5 por ciento.


¿Cómo le fue a América Latina en la productividad laboral?

Precisa que para América Latina y el Caribe, como en conjunto, hubo una caída en la productividad laboral entre 2015 y 2023.

En Argentina, durante el mismo período, se estima que la productividad laboral ha disminuido un 1.7 por ciento anual.

No todos los países en la región experimentaron un descenso; Brasil exhibió muy ligero crecimiento de la productividad durante este período, mucho menos que sus vecinos de América del Norte.

En Canadá y Estados Unidos, la productividad laboral creció un 0.4 por ciento anual y un 1 por ciento, respectivamente.


El documento advierte que aunque en 2023 el desempleo mundial cayó al nivel más bajo desde el inicio de la pandemia, la pobreza de los trabajadores y la informalidad se acercaron a los niveles previos a la pandemia, las proyecciones de la OIT sugieren que se pueden esperar pocos cambios positivos en estos indicadores en 2024.

El crecimiento de la productividad y los niveles de vida tampoco han mejorado, a pesar del progreso tecnológico, no obstante que fue ampliamente esperado que les daría un impulso.

De hecho, hay indicios de que la naturaleza del despliegue tecnológico en curso podría ampliar, en lugar de disminuir, las disparidades a nivel nacional y mundial.

¿Qué aspectos son considerados para tener calidad de vida?

Medidas para abordar la remuneración insuficiente, la mala calidad del empleo y las grandes desigualdades de género, de remuneración y de habilidades, no sólo son importantes para nuestro bienestar económico, también son componentes esenciales en la construcción de justicia social. Y sin una mayor justicia social tenemos pocas posibilidades de abordar los principales problemas de nuestra época.

La gente no apoyará las decisiones difíciles que deben tomarse en materia de clima, cambio climático, la atención sanitaria, la tecnología y el empleo, si los costos y las oportunidades no se consideran compartidos de manera equitativa y si no hay trabajo decente disponible que les brinde la oportunidad de construir un futuro mejor, advierte.

En este difícil contexto, las autoridades se enfrentan a decisiones difíciles.

“El crecimiento será esencial para escapar de la vorágine de la crisis actual, pero debe ser un crecimiento económico de calidad”, enfatiza la OIT.

“El crecimiento que no sólo crea más empleos, sino que también mejora las condiciones de trabajo, nuestras sociedades más resilientes y nuestro futuro sostenible”, abunda.

Lo que se desprende claramente de este informe es que los problemas a los que nos enfrentamos son demasiado grandes y complejos para que cualquiera los pueda abordar.

Recomienda que las políticas y acciones elegidas deben coordinarse y reforzarse mutuamente, tanto a nivel nacional como multilateral. Es más, esta coordinación debe extenderse a la asignación de recursos financieros y tecnológicos.

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