El Banco Mundial no observa un gran impacto de inversiones nuevas en México por el nearshoring, y revisó a la baja su pronóstico de crecimiento para el presente año y avizora un menor dinamismo en los siguientes.
William Maloney, economista en jefe para América Latina y el Caribe del organismo, señaló que en las cifras de inversión extranjera y en los anuncios de instalación de fábricas que empiezan desde cero en México, no se han visto grandes comienzos, por lo que se deben tomar las medidas para volver atractivo al país.
“Esto es una sorpresa, porque se pensaba que México sería el principal representante de lo importante que puede ser la relocalización de empresas”, expreso el funcionario durante la presentación del Informe Económico de América Latina y el Caribe 2024, denominado Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?
“En México hay falta de energía en el norte y carencia de agua, así como tal vez una cierta falta de guía para que los inversores extranjeros naveguen en el sistema mexicano”, enfatizó Maloney.
En contraste, añadió, se observa que en Costa Rica ha habido inversiones, tanto en dispositivos médicos y en fabricación de chips, y eso es exactamente lo que esperaríamos y eso tiene un impacto en el crecimiento.
“Entonces la pregunta es qué tiene que hacer México para asegurarse de que eso ocurra, y no es algo exclusivo del caso mexicano, también hay partes de Colombia donde hay buena educación, buena infraestructura, es tranquilo y eso también puede ser un gran destino”, subrayó. “Tenemos que analizar cómo hacernos más atractivos”, insistió.
Menor crecimiento
El Banco Mundial recortó su proyección de crecimiento de México para este año a 2.3 por ciento, desde 2.6 por ciento previsto en enero pasado, al estimar que la ‘pujante demanda interna’ se moderará este año.
Dejó sin cambio su previsión del PIB para 2025, que estima se desacelerará a 2.1 por ciento y calcula que en 2026 la economía avanzará apenas un 2 por ciento.
El informe resaltó que en las economías de la región los déficits fiscales continúan siendo elevados, promediando 5.4 por ciento del PIB a lo largo de 2023, reflejo de factores estructurales, como escasa capacidad de recaudación y mayor demanda de bienes públicos.
Otros factores cíclicos también impactan los déficits: avance económico débil, transferencias continuas desde la pandemia y servicios de deuda más onerosos, resultado de pagos de intereses elevados. En el caso de México, detalló que el pago de intereses como porcentaje del PIB llegó a 1.5 por ciento en 2023.
Competencia debilitada
Maloney alertó de un debilitamiento de los entes autónomos que vigilan la competencia económica en la región, lo que eleva la concentración de la producción en grandes empresas en detrimento de los bolsillos de los ciudadanos que enfrentan mayores precios. La falta de competencia también limita la productividad, el crecimiento económico y la innovación, alertó.
“Las firmas gigantes dominan la región, por ejemplo, en Chile las principales empresas aglutinan el 75 por ciento del PIB y en México el 42 o 43 por ciento, estos son números extremadamente altos y aparecen también en los precios y sobrecostos que vemos”, recalcó el funcionario.
Se gana a inflación
En otro tema, el organismo señaló que en América Latina se está ganando la batalla de la inflación, pero el crecimiento continúa siendo bajo.
“Estos bajos niveles de crecimiento no son el resultado de la pandemia, ni puramente el resultado de las altas tasas de interés, durante los 2010 crecimos a una tasa de 2.2 por ciento, mientras al resto del mundo crecía al 3.1, o sea que tenemos un problema estructural”, alertó Maloney.
Sobre el tema de crimen, apuntó que se estima que en los países más violentos algunos estudios muestran que una reducción del 10 por ciento de la violencia permitiría un crecimiento adicional del PIB de 1.0 por ciento.
Y lamentablemente el crimen organizado está creciendo en la región. En AL hay 22.7 homicidios por cada 100 mil habitantes, esto es 10 veces lo que se tiene en Asia y cinco veces lo de América del Norte.