Ante una menor actividad en los sectores manufacturero y de servicios, S&P Global Ratings redujo su perspectiva de crecimiento de la economía mexicana. Ahora espera que el Producto Interno Bruto (PIB) cierre el año en 1.6 por ciento, luego de proyectarlo en 2.2 por ciento en junio pasado.
Al dar a conocer sus Perspectivas Económicas de los mercados emergentes para el cuarto trimestre de 2024 aclaró que el cambio de perspectiva para la economía del país se produjo antes de lo previsto, ya que esperaban una desaceleración en el segundo semestre y no en el primero como ocurrió por la desaceleración en dichos sectores.
Añadió que “México se enfrenta a la incertidumbre sobre el impacto económico de una serie de políticas, incluida la reforma judicial, en la inversión fija privada; la política fiscal, a medida que el Gobierno avanza en el proceso de aprobación del presupuesto para 2025; la política energética; y el resultado de las elecciones en Estados Unidos”.
Por ello, consideró que hasta que se resuelvan estas cuestiones habrá una menor inversión fija privada, al menos en los próximos trimestres. De hecho, su expectativa del PIB para 2025 también se modificó al pasar a 1.5 por ciento, desde el 1.7 por ciento esperado previamente.
Además, evaluó que la inflación cerrará este año en 4.8 por ciento y el próximo en 3.9 por ciento; en tanto que, la tasa de política monetaria estaría en 10 por ciento al finalizar 2024 y en 7.50 por ciento al concluir el 2025.
Proyección económica para América Latina
S&P indicó que los principales cambios en sus previsiones del PIB por países en América Latina se concentran en Brasil, Colombia y México; sin embargo, sólo para nuestro país fue a la baja, porque para las dos primeras naciones avanzó 0.8 y 0.6 puntos porcentuales, para ubicarse en 2.8 por ciento y 1.7 por ciento, respectivamente.
Para la región, su proyección es que la economía avance 1.4 por ciento, desde el 1.2 por ciento previo para este año; mientras que en 2025 esté en 2.0 por ciento.
Por otro lado, la agencia calificadora añadió que “los principales riesgos a la baja para nuestras perspectivas de crecimiento en los mercados emergentes incluyen las repercusiones de las elecciones estadounidenses en la política comercial y fiscal”.
Además, incluyen una desaceleración más rápida de lo previsto en Estados Unidos, la persistente debilidad económica de China, una nueva escalada del conflicto en Oriente Medio y la persistente incertidumbre sobre las políticas internas en varios mercados emergentes.
Sostuvo que la percepción de mayores riesgos para el crecimiento suele desalentar las entradas de capital, ya que los inversores exigen una prima de riesgo más elevada. Este puede ser el caso de Brasil, México, Colombia, Turquía y Sudáfrica, dada la incertidumbre sobre las políticas fiscales, económicas e institucionales.
Si estos riesgos persisten, los flujos de capital hacia estas economías podrían mantenerse relativamente moderados, a pesar de la bajada de la tasa de interés estadounidense, dijo.
Sobre la política monetaria, anotó que la relajación vista por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos siempre que vaya acompañada de una desaceleración ordenada de la economía de este país es positiva para los mercados emergentes, especialmente para aquellos con sólidos fundamentos económicos.
“Esperamos que la Fed continúe relajando la política monetaria en los próximos trimestres, hasta situar su tipo de interés de referencia en el 3.0-3.25 por ciento a finales de 2025″.