Por un lado, los agricultores nunca han sido tan críticos como ahora con la administración de Donald Trump y la guerra comercial con China. Por otro, su amor por el presidente parece estar creciendo.
El apoyo al presidente se recuperó el año pasado: 67 por ciento de los agricultores dicen que lo respaldarían para la reelección en 2020, según una encuesta a mil 150 productores realizada por Farm Futures entre el 21 de julio y el 3 de agosto. Eso es más que el año pasado, cuando el respaldo cayó a poco menos de 60 por ciento luego de la introducción de aranceles de represalia chinos sobre la soja estadounidense.
La administración Trump se ha enfrentado al rechazo de los agricultores en las últimas semanas, ya que la guerra comercial entre Estados Unidos y China significa en esencia un bloqueo contra los productos estadounidenses en uno de sus compradores más importantes. Mientras tanto, el clima loco en el Medio Oeste se ha sumado a los problemas de los agricultores, mientras que las previsiones de grandes cosechas del Departamento de Agricultura redujeron los precios.
Desde el final del periodo de la encuesta a principios de agosto, las tensiones agrícolas han continuado acelerándose dado que la administración Trump otorgó exenciones que permiten a algunas refinerías de petróleo eludir los mandatos de biocombustibles, el USDA reiteró su perspectiva de grandes cosechas y la guerra comercial sigue escalando.
Aun así, los productores que respaldan a Trump creen que se debe hacer algo respecto al déficit comercial de Estados Unidos, incluso si el resultado es malo para la agricultura a corto plazo, asegura el editor ejecutivo de Farm Futures, Mike Wilson.
"No me gusta, pero entiendo la necesidad de conseguir un mejor trato para Estados Unidos", dice Brad Nelson, quien cultiva 487 hectáreas en el sur de Minnesota, en una entrevista durante Pro Farmer Midwest Crop Tour la semana pasada. "Los chinos siempre tienen excusas para no importar maíz, DDG o etanol estadounidenses. Cuando nos hacen eso, entiendo la necesidad de trabajar en los cambios".
Los productores, que ya sufrían por años de precios deprimidos, ahora están lidiando con las consecuencias de la guerra comercial. La demanda de etanol también se ha desplomado, y muchos grupos agrícolas señalan las exenciones que la administración Trump otorgó a 31 refinerías de petróleo.
Eso se suma al estrés, ya que se espera que la deuda agrícola aumente 3.9 por ciento este año a 427 mil millones de dólares. En 2018, la proporción de deuda agrícola al ingreso estaba en su nivel más alto desde 1984, en medio de la crisis agrícola. Para aliviar el golpe, la administración Trump había prometido alrededor de 28 mil millones en ayuda.
Solo 6 por ciento de los agricultores que votaron por Trump dijeron que no lo respaldarían si las elecciones se celebraran hoy, según la encuesta, que se publicará este jueves en la feria Farm Progress en Decatur, Illinois. El estatus del presidente también creció entre quienes no lo apoyaron: 2 por ciento de los votantes que apoyaron a Hillary Clinton en 2016 dijo que votaría por Trump.
"Mi apoyo a la administración va más allá de los problemas con la agricultura", explica Nelson, citando políticas en las áreas de atención médica, inmigración y educación.
Incluso con un acuerdo comercial, los productores no deberían esperar que las ventas estadounidenses a China "vuelvan a sus días de gloria", ya que la nación asiática ha estado reduciendo su exposición a los suministros estadounidenses, advirtió Wilson de Farm Futures. Los agricultores estadounidenses deberán centrarse en encontrar nuevos mercados y otros cultivos para crecer en el futuro.
"Incluso si hubiera un acuerdo, las relaciones se han erosionado tanto que nunca podremos recuperar estos mercados", afirma Jim Putnam, quien cultiva 728 hectáreas con su hijo en Minnesota. "El mercado estadounidense está diseñado para las exportaciones, y por eso ha sido tan difícil".