Economía

Ahorradores rechazan ceder control de Afores al Estado

La propiedad individual de los fondos y su valoración por parte de los afiliados no solo tiene implicaciones en el sistema de pensiones, sino que también en los mercados laborales, la productividad de los trabajadores y los salarios.

A pesar de que existe un consenso en cuanto a la necesidad de llevar a cabo una reforma al sistema de pensiones, los trabajadores mexicanos ya no están dispuestos a perder sus derechos de propiedad de sus ahorros, es decir, no están de acuerdo en que el Estado manejara los fondos, de acuerdo con la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP).

De acuerdo con el estudio: "Reversiones. Mientras Europa avanza hacia la capitalización individual, en América Latina algunos proponen volver al reparto", la FIAP aseveró que la propiedad individual de los fondos y su valoración por parte de los afiliados no solo tiene implicaciones en el sistema de pensiones, sino que también en los mercados laborales, la productividad de los trabajadores, los salarios, así como el empleo.

"De ahí la importancia de estos antecedentes que están mostrando un mayor interés por los ahorros en las cuentas individuales, pues ello incentiva la participación y cotización al sistema de pensiones", dijo la Federación.

La FIAP citó a la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), la cual enfatizó que las propuestas de diversos actores de la administración pública de los fondos de pensiones generaron una reacción inmediata y cuantitativamente importante en medios de información y redes sociales.

"Se debe fortalecer los sistemas contributivos de capitalización individual y los programas no contributivos financiados con recursos del presupuesto público, y descartar reformas que lleven a sistemas que son insostenibles, inequitativos, poco solidarios y más costosos para la provisión de pensiones a los trabajadores en el largo plazo", destacó la FIAP en el estudio que presentará el miércoles, donde advirtió del riesgo de aprobar reformas que destruyan lo avanzado.

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