La reapertura de la actividad productiva será en el contexto de un escaso número de pruebas para diagnosticar personas infectadas de COVID-19 en el país, donde México se encuentra entre los niveles más bajos a nivel mundial. Además los casos de contagio están al alza, lo que eleva el riesgo de rebrote y esto generaría mayores costos económicos y más pérdidas humanas.
"Hay que asegurarse de que la estrategia de desconfinamiento esté basada en la ciencia para poder restablecer una reactivación gradual, en un contexto de cohabitación con el COVID-19 hasta que una vacuna esté disponible", dijo José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
El programa adecuado para la reapertura de actividades en México debe seguir cuatro vías, dijo el funcionario, y en primer lugar, "hacer pruebas, pruebas, la PCR para ver si está presente el virus".
Los siguientes pilares son la identificación de personas con el virus; el incremento de la capacidad para enfrentar la pandemia en número de camas, personal y hospitales, y un levantamiento gradual de las restricciones, apoyado en pruebas y mayor capacidad hospitalaria, detalló en una conferencia la semana pasada.
Las pruebas siguen siendo extremadamente bajas en México, con solo 1.5 mil por millón de habitantes (pmh), frente a una mediana de 11.5 mil a nivel mundial, de las cuales el 36 por ciento fueron positivas; una tasa muy elevada a la media mundial de 4 por ciento, señala un reporte de Citibanamex.
De los más de 300 municipios del país señalados por el gobierno federal como "municipios de la esperanza", dos tercios de ellos tienen cero pruebas registradas.
A pesar de los esfuerzos por parte del gobierno por acelerar la convergencia a "la nueva normalidad", Citi estima que las autoridades locales como la población seguirán resistiéndose, al menos hasta que haya evidencia de que la crisis sanitaria está bajo control. Mientras tanto, confirma que la posición de México en su diagrama de resultados combinados sigue en rojo.
Semáforo en rojo
En rojo también está el mapa presentado por las autoridades, según el semáforo de COVID-19, a la víspera de que concluya la etapa de distanciamiento social con el comienzo del plan de reactivación económica.
"Es preciso que el gobierno cuente con suficientes recursos para evaluar el contagio masivamente, realizar pruebas y hacer seguimiento de la red de contagio de cada individuo, dado que esto ha probado ser la principal herramienta para controlar la pandemia. Cuantas más pruebas se hagan, mayor es la posibilidad de identificar, aislar y dar tratamiento a las personas contagiadas", recomienda el Banco Interamericano de Desarrollo.
El organismo plantea el uso de métodos complementarios para facilitar el diagnóstico y de nuevas herramientas para el rastreo y la recopilación de datos.
Los riesgos
Expertos aseveran que los principales riesgos de una reapertura económica sin haber realizado las pruebas pertinentes y con la tasa de contagio en aumento derivarán en nuevos rebrotes, más pérdidas humanas y mayores costos económicos.
En entrevista con El Financiero, Alberto Ramos, economista en jefe de América Latina para Goldman Sachs, comentó que el riesgo está en que si no se hacen las pruebas pertinentes habrá nuevos rebrotes.
"El riesgo de reapertura prematura y sin pruebas y seguimiento adecuados es que el brote viral se intensificará nuevamente y luego tenemos que volver a las cuarentenas y las medidas para restringir la actividad y el movimiento, lo que aumentará los costos económicos y sociales de la población por la pandemia", expuso.
Carlos González Tabares, director de análisis y estrategia de Monex, advirtió también que habría pérdidas, tanto económicas como de salud.
"Las decisiones del gobierno parecen totalmente desarticuladas por el lado de salud; lo que se está haciendo a nivel internacional es aplicar más pruebas, esto para darle seguridad a las empresas y a los trabajadores de que se puedan ir incorporando al mercado laboral", señaló.
En la parte económica, el directivo dijo que se están viendo medidas precipitadas, pues "al no contar con las pruebas y querer abrir, el efecto económico va a ser importante, el reabrir va a ser más por una necesidad que por un tema de que esté controlada la situación", subrayó.