La política monetaria se volvió expansiva dada la crisis sanitaria por el coronavirus, lo que ha orillado al Banco de México a bajar la tasa de interés de referencia hasta 4.25 por ciento al cierre del año pasado.
Sin embargo, Alfredo Coutiño, director para América Latina de la firma de análisis Moody's Analytics indicó que, pese a que México cuenta con una tasa relativamente alta, la autoridad monetaria tiene poco espacio dado que su principal objetivo es mantener controlada la inflación.
Sostuvo que en abril, la política monetaria se volvió expansiva, luego de que el organismo central aceleró los recortes de tasas.
"Dichos recortes llevaron a la tasa de interés a un mínimo de 4.25 por ciento en septiembre, y las condiciones alcanzaron su máximo nivel expansivo con una brecha negativa de 110 puntos base. Una tasa nominal sin cambio en el último trimestre, y la reducción de la tasa neutral dada la pérdida de producto potencial, redujeron la brecha negativa de tasas al final", indicó.
Añadió que, en diciembre la brecha negativa se redujo a 70 puntos base, haciendo menos expansiva la política monetaria. "La inflación general terminó por encima del 3 por ciento, pero la subyacente marcó clara tendencia creciente hacia el 4 por ciento. A pesar de la tasa de interés relativamente alta, el banco tiene poco espacio dado su mandato monetario objetivo", dijo.
Coutiño consideró que, si Banxico apuesta por una menor tasa objetivo o para mantener la tasa sin cambios durante los próximos dos años, esto podría desencadenar un repunte inflacionario agresivo, lo que a su vez generaría desequilibrios internos y externos.
"Si Banxico acomoda los deseos del mercado por una menor tasa o una tasa sin cambio en los próximos dos años, las tasas reales inusualmente bajas detonarán un repunte inflacionario más agresivo que podría ocasionar una reversión brusca del ciclo monetario y generar desequilibrios internos y externos", explicó.