La Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) presentó ante el Congreso de la Unión una iniciativa para modificar el cono monetario que existe actualmente en nuestro país, argumentando mejoras en la facilidad de uso, económicas en el proceso de acuñación, e incluso estéticas.
La propuesta comprende la eliminación de las monedas de 5, 10 y 20 centavos, lo que requeriría de un redondeo menor a 24 centavos en los precios finales de las cuentas (no productos individuales) que la ciudadanía adquiera en efectivo. La comisión aclaró que se han realizado estudios al respecto y que esto no tendría un impacto considerable en la inflación.
Para las monedas que sí se seguirán acuñando, la Cofemer sugiere el uso de acero recubierto para disminuir el costo de acuñación, así como la implementación de nuevas medidas de seguridad observadas en otros países, como la firma electromagnética.
La renovación comprende también un rediseño que resalte elementos de la cultura mexicana, como: son las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco (50 centavos), el Templo de Kukulkán, en Chichen Itzá (un peso), el Acueducto del Padre Tembeleque (dos pesos), la Ciudad Fortificada de Campeche (cinco pesos), el Palacio de Bellas Artes (diez pesos) y el Puente Baluarte Bicentenario (20 pesos). Además, las monedas tendrán diferentes texturas y diámetros para facilitar el manejo para personas invidentes.
Las nuevas monedas tendrán tamaños de entre 19mm (aproximadamente la circunferencia de la vieja moneda de 20 centavos) y 30mm (dos milímetros menor a la actual moneda de 20 pesos), y todas ellas mantendrán en el anverso el diseño del escudo nacional.
Entre las razones para la propuesta, la Confederación cita la dificultad de operar con monedas de apariencia similar, la poca circulación de varias denominaciones y la complicación de portar monedas demasiado pequeñas, además de la existencia de 10 denominaciones de monedas distintas, contra un promedio mundial de 6.
La Cofemer también resaltó que la volatilidad internacional en el precio de los metales utilizados para la acuñación ha provocado un uso ineficiente de los recursos económicos utilizados en este proceso.
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