La sucursal de Rabobank en Calexico, California, tenía un problema poco usual: demasiado efectivo.
Entre las 119 sucursales del banco holandés en ese estado de la Unión Americana, el pequeño local ubicado en la frontera con México necesitaba que cada semana lo visitaran una o más camionetas de valores para llevarse todos los dólares que recibía en depósitos.
El montón de dinero, descrito así por una persona familiarizada con estas operaciones del banco, las cuales, dijo, repuntaron después de 2010, provenía de negocios al otro lado de la frontera, desde Mexicali.
Mientras que otras sucursales de Rabobank necesitan efectivo para distribuir a sus clientes, Calexico se estaba deshaciendo de él.
Esta situación, que duró años, da una pista acerca de lo que los fiscales podrían hallar en una investigación más amplia sobre si Rabobank Groep es lo suficientemente atento ante el lavado de dinero.
Rabobank cerró la sucursal de Calexico en enero bajo una nube de sospecha al tiempo que investigadores federales intentaban determinar si el banco ignoró señales de que sus operaciones en California habrían sido usadas por cárteles de droga para lavar dinero.
Las autoridades estadounidenses ahora tienen evidencia de que algunos ejecutivos del banco habrían impedido esfuerzos internos para revisar cuentas de usuarios y reportar transacciones sospechosas, de acuerdo con una fuente cercana a las operaciones del banco y otra familiarizada con la investigación.
Estas situaciones podrían ser consideradas por las autoridades como obstrucción de la justicia.
Hendrik Jan Eijpe, vocero de Rabobank, dijo que el banco estaba cooperando con las autoridades, aunque declinó dar más información. Peter Carr, portavoz del Departamento de Justicia, no quiso hacer comentarios.
Las oficinas de Rabobank en Imperial County, que incluían Calexico, El Centro y Brawley, estuvieron en el top 10 de depósitos en 2013. Los depósitos de Calexico en particular aumentaron 39 por ciento a 153 millones de dólares entre 2008 y 2013, de acuerdo con cifras oficiales. Parte de las ganancias llegó desde negocios al otro lado de la frontera.
En 2010, el entonces presidente de México, Felipe Calderón, intentó frenar el lavado de dinero al limitar los depósitos en dólares. A partir de ahí, negocios legítimos como carnicerías y tiendas de electrónicos comenzaron a llenar sus cuentas en Rabobank con millones de dólares en efectivo, según una fuente.
Los esfuerzos por separar el dinero bueno del malo enfrentaron dificultades luego de que el banco aplicara recortes de personal tras la crisis financiera de 2008.
Ahora, media docena de agentes y reguladores estadounidenses están sobre Rabobank, que tiene su sede en Utrecht y se promueve como uno de los bancos más limpios y seguros de Europa.
En lo que el Departamento de Justicia define si levanta cargos contra el banco, éste se encuentra revisando sus operaciones en California.
La institución, con 766 mil millones en bienes, anuló 600 millones de euros (unos 680 millones de dólares) del valor de su unidad estadounidense en agosto, con el argumento de que el panorama para el negocio se había deteriorado. De ello culpó a los altos costos, requerimientos de capital más estrictos y una vacilante cartera de créditos.
Este mes, además, nombró a un nuevo CEO para sus operaciones en California y y anunció que las cuentas en el estado serían exclusivas para residentes de Estados Unidos.