El resiliente consumidor estadounidense ayudó a que la economía de Estados Unidos creciera más de lo previsto en el tercer trimestre de este año, mitigando las preocupaciones de una desaceleración más generalizada vinculada al debilitamiento de la inversión empresarial.
El Producto Interno Bruto (PIB) creció 1.9 por ciento a tasa anualizada, de acuerdo con los datos publicados este miércoles por el Departamento de Comercio.
El consenso de los analistas consultados por Bloomberg pronosticaba un avance de 1.6 por ciento.
El avance reflejó la fortaleza del consumo interno estadounidense, que representa la mayor parte de la economía. Este índice subió 2.9 por ciento, cuando las previsiones apuntaban hacia un alza de 2.6 por ciento.
Por otra parte, para las empresas, la inversión fija no residencial tuvo su caída más pronunciada desde finales de 2015.
Las ventas finales a compradores nacionales aumentaron 2 por ciento a tasa anual después de 3.6 por ciento en los últimos tres meses, lo que indica una moderación en la demanda subyacente.
La cifra de crecimiento se da horas antes del nuevo anuncio de política monetaria de la Reserva Federal, en el que se espera un nuevo recorte a la tasa de interés que respalde la expansión de la economía.
Los signos de estabilización pueden ser una buena señal para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mientras hace su campaña rumbo a las elecciones de 2020 basado en su récord económico, aunque su guerra comercial con China y el cada vez más débil crecimiento a nivel global han pesado en este indicador.