Las principales petroleras del mundo tenían grandes planes para Brasil, lo que no se nota si uno mira las perforaciones costa afuera de estos días en el país sudamericano.
Productores como BP y Total estaban dispuestos a acudir a Brasil con miles de millones de dólares en inversiones, lo que parecía augurar una era petrolera sin precedentes para el país.
Nueve años después, la promesa sigue sin concretarse: la española Repsol y la china Petrochemical son las únicas extranjeras que tienen equipos de perforación en alta mar.
¿Entonces qué paso? La caída de los precios del petróleo y una investigación de corrupción en la estatal petrolera Petrobras jugaron un rol destacado, pero los funcionarios brasileños que no lograron licitar suficientes permisos de exploración y frenaron las aprobaciones con toneladas de trabas burocráticas también contribuyeron a ese boom que nunca llegó, según Joao Carlos de Luca, presidente del Instituto Brasileño del Petróleo, que representa a los productores extranjeros y nacionales.
"Bajo la tierra, Brasil tiene riquezas espectaculares, pero por encima no es capaz de crear las reglas adecuadas", dijo de Luca vía telefónica desde Río. "No hay ninguna acción en la industria".
El Ocean Rig Mylos, un barco perforador rentado por la joint venture Repsol Sinopec a la empresa Ocean Rig UDW para explorar unos 200 kiloómetros al este de la costa de Río de Janeiro, es el único que no es operado por Petrobras.
Eso obedece en parte a que unirse a proyectos liderados por Petrobras era la única forma de acceder al Pre-Sal brasileño, bajo una serie de reglas diseñadas para asegurar que el país mantuviera el control de la anticipada bonanza petrolera.
Ahora que la atribulada compañía enfrenta recortes de gasto, cerca de la mitad de sus plataformas están en desuso, incluso aquellas que tiene en sociedad con BG Group y Galp Energia.
"Tenemos un cliente dominante con serios problemas", consideró Paulo Martins, presidente de Abespetro, un grupo de cabildeo que representa a 50 firmas de servicios petroleros en Brasil.
Podemos sobrevivir a corto plazo, pero no saldremos ilesos
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No obstante, trabajar en solitario tampoco ha mostrado ser una opción muy exitosa. Tras cuatro años de espera por una oportunidad para operar sus propios prospectos, Total ganó 10 bloques fuera del Pre-Sal en licitaciones realizadas en 2013; BP obtuvo 7 y Statoil, 6. Pero la perforación no ha iniciado en ninguno de ellos pues los productores batallan con el proceso de licencias local.
Las empresas han enfrentado dificultades para obtener permisos básicos, incluso para realizar estudios sísmicos, que son el primer paso después de ganar el derecho de desarrollar un bloque, explicó Martin.
Mientras que muchas de las grandes petroleras siguen produciendo en proyectos existentes en el país, las perspectivas de un aumento de la producción son limitadas debido al control de Petrobras sobre la perforación exploratoria.
Royal Dutch Shell ha visto un declive de su producción en su principal proyecto en Brasil, Parque das Conchas. Chevron sufre la misma situación en su proyecto Frade luego de ser obligada a limitar la actividad tras un derrame en 2011. Y Statoil está haciendo una gran inversión sólo para mantener su producción estable en su principal campo costa afuera.
Con la perforación costa afuera debilitándose, en peligro se encuentran contratos con proveedores como Transocean y Diamond Offshore Drilling.
El número de plataformas en el país podría reducirse aún más, hasta unas 10 unidades –nueve de Petrobras y la Mylos operada por Repsol, como advirtiera en septiembre a sus clientes James C. West, socio de la firma Evercore.
Diamond, Transocean y Paragon Offshore tienen, cada una, dos plataformas programadas para pronta entrega, mientras que Seadrill, Ensco y Odebrecht tienen una, dijo West.
Petrobras no ha tomado una decisión sobre una reducción específica de plataformas y continúa negociando con los proveedores, afirmó Cristina Pinho, manager ejecutiva en la división de exploración y producción de la compañía.
La empresa ha reducido su meta de producción para 2020 en un tercio, a 2.8 millones de barriles diarios, y no descarta otro recorte, según Pinho.