En 2014, cuando Alex Tabor realizó su primer viaje a Beijing, al ejecutivo brasileño le preocupaba la comunicación. Tabor no habla mandarín, pero tenía la esperanza de (con ayuda de un traductor) poder transmitir algo: la enorme oportunidad para las empresas chinas que buscan invertir en compañías tecnológicas latinoamericanas.
Allá, se reunió con empleados de Baidu, el motor de búsquedas más grande de China, con la esperanza de reunir capital para su centro de descuentos por internet, Peixe Urbano.
Tabor ya estaba concentrado en pasar a un negocio más grande, uno que pudiese vender directamente a los usuarios en vez de solo publicar descuentos. A Baidu le interesó y adquirió una participación mayoritaria.
Mientras que Estados Unidos queda en un segundo plano, las inversiones extranjeras directas de China en Latinoamérica y el Caribe se dispararon en los últimos 10 años, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de 2018.
China puso cerca de 90 mil millones de dólares en la región entre 2005 y 2016. Con un creciente énfasis en las telecomunicaciones, la inversión china en tecnología emergente es cada vez más el combustible principal del boom tecnológico latinoamericano.
A largo plazo, Beijing quiere cerrar tratos con países ricos en recursos —una necesidad fundamental para la industria china—, que también cuenten con una creciente demanda de consumo. Muchas veces, esos países y sus empresas de tecnología buscan experiencia (y dinero) de China.
"Cuando vi la oportunidad de contar con la inversión y la orientación de China, me entusiasmé mucho", afirmó Tabor en una entrevista reciente en Nueva York. "Históricamente, Latinoamérica miraba a Silicon Valley y Nueva York para hacer negocios, pero hay innovaciones en China que podrían aplicarse todavía más a la realidad latinoamericana".
Dinero chino, base para el boom tecnológico en Latinoamérica
Los gigantes chinos de la tecnología quieren meterse en la base del boom tecnológico de América Latina y están llegando con dinero. Según un informe de la Cepal, las empresas chinas fueron las inversoras más grandes de la región en 2017, con cerca de 18 mil millones de dólares, 42 por ciento del volumen en la región.
Entre ellas figuran la empresa de transporte particular Didi, que adquirió la brasileña 99 Táxis por una suma no divulgada y se expandió también a México.
Por otra parte, TCL, una empresa de tecnología china con una filial en Argentina, formó una empresa conjunta con Radio Victoria, uno de los principales fabricantes de productos electrónicos de consumo del país, mientras que Huiyin Blockchain Venture encabezó una ronda de financiamiento para Ripio, el servicio argentino de pago en bitcoins.
La china Tencent invirtió 180 millones de dólares en Nubank, una startup de tecnología financiera brasileña con cinco millones de clientes y una de las cinco tarjetas de crédito más grandes de Brasil.
Nathan Lustig, de 33 años, socio de Magma Partners, ayudó a lanzar una aceleradora chino-latinoamérica en enero del año pasado, con la intención de conectar a dueños de empresas, inversores y funcionarios públicos de ambas regiones.
En 2018, la empresa inversora de capital riesgo de Santiago organizó 10 talleres en Beijing y Shanghái, y los temas se expusieron a compañías desde Panamá hasta Argentina.
"Ahora mismo, estamos en el punto de inflexión", dijo Lustig. "Hay una tendencia enorme a copiar a China porque hace 10 años, ellos resolvieron los problemas que enfrenta América Latina hoy: los no bancarizados sin calificación crediticia que no tenían celular y de repente obtienen smartphones", aseguró.