Durante la crisis de 1998, conocida como la crisis del rublo, los precios del petróleo se derrumbaban. Las monedas de los mercados emergentes estaban en caída libre. Venezuela estaba hundida en una crisis financiera y Rusia había caído en la cesación de pagos y en la devaluación.
Hoy, los mercados emergentes presentan en gran medida el mismo aspecto que entonces. Sin embargo, hay cambios fundamentales que podrían ayudar a la mayoría de ellos a eludir crisis totales. Analicemos las similitudes y las diferencias entre este momento y aquél.
SIMILITUDES
Precios del petróleo en baja: el crudo cayó 48 por ciento desde junio hasta unos 55 dólares el barril, presionando a los exportadores desde Venezuela hasta Rusia y Nigeria. Las permutas de incumplimiento crediticio muestran una probabilidad de 97 por ciento de que Venezuela no honre sus bonos en un plazo de cinco años, según datos recopilados por Bloomberg.
La economía rusa, que sufre las sanciones de los Estados Unidos y la Unión Europea por el conflicto de Ucrania, se contraerá 4.7 por ciento el año próximo si el petróleo se mantiene en 60 dólares, dijo el banco central.
Se desploman las monedas: Un índice Bloomberg que hace un seguimiento de 20 de las monedas más negociadas de mercados emergentes cayó el 15 de diciembre hasta su nivel más bajo desde 2003. El rublo se devaluó por primera vez por debajo de 64 por dólar. La lira turca cayó hasta un mínimo histórico en tanto la rupia de Indonesia retrocedió a niveles que se vieron por última vez en 1998.
Política de la Reserva Federal: La Fed está sentando las bases para su primer aumento de la tasa de interés desde 2006, lo cual amenaza con drenar capital de los países en desarrollo. El Banco Mundial estimó el año pasado que las entradas de capital privado a los países en desarrollo podrían caer 50 por ciento si los rendimientos de los bonos estadounidenses a largo plazo suben un punto porcentual.
DIFERENCIAS
Tipos de cambio flexibles: Los países en desarrollo han permitido que sus tipos de cambio fluctúen, alejándose de los regímenes de cambio fijo que predominaban durante la crisis a fines de los años noventa. Si bien las monedas más débiles alimentan la inflación, también pueden estimular el crecimiento económico abaratando las exportaciones.
Reservas en moneda extranjera: Las reservas en moneda extranjera de los países en desarrollo empequeñecen el monto que tenían a fines de los años 1990, lo cual los ayudará a enfrentar la volatilidad de los mercados financieros. A nivel grupal, los mercados emergentes tienen 1.8 billones de dólares en comparación con 659 mil millones de dólares en 1999, según datos recopilados por el Fondo Monetario Internacional.
Deuda: en vez de endeudarse en dólares, los gobiernos recaudan actualmente financiamiento en las monedas locales, lo cual les permite reembolsar deuda sin tener que reducir reservas en moneda extranjera.
La deuda externa ascendía a 26 por ciento del producto interno bruto de los países en desarrollo el año pasado, en comparación con 40 por ciento en 1999, muestran datos del FMI. Una salvedad es que las empresas reemplazaron a los gobiernos como fuente de preocupación respecto de la emisión de deuda. Las corporaciones en los países en desarrollo vendieron deuda internacional por 375 mil millones de dólares entre 2009 y 2012, más del doble que en los cuatro años anteriores a la crisis financiera de 2008, dijo el Banco de Pagos Internacionales en septiembre.
Tasas de interés: En algunos países en desarrollo, las tasas están subiendo, pero se mantienen en una fracción de los niveles vistos en 1998. Rusia elevó su tasa de referencia 6.5 puntos porcentuales hasta 17 por ciento con vigencia a partir del 16 de diciembre en una reunión a altas horas de la noche. Algunas tasas a corto plazo aumentaron por encima del 100 por ciento en 1998.