Economía

Financiamiento en dólares desde bancos no estadounidenses son una fuente de riesgo: FMI

Los bancos no estadounidenses siguen siendo vulnerables a una perturbación del dólar que podría transmitir choques a sus economías de origen y a los países que les piden prestado, dijo el FMI.

El fondeo en dólares, que hacen los bancos no estadounidenses, representan una fuente de vulnerabilidad financiera porque corren el riesgo de cubrirse con instrumentos altamente volátiles ante una eventual falta de papel verde para poder dar el financiamiento que les solicite, advirtió este viernes el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"Aunque las reformas introducidas después de la crisis han fortalecido los sistemas bancarios en todo el mundo, nuestro análisis muestra que los bancos no estadounidenses siguen siendo vulnerables a una perturbación del dólar que podría transmitir choques a sus economías de origen y a los países que les piden prestado", señalan Claudio Raddatz y Adolfo Barajas, autores del Capítulo 5 del Informe de Estabilidad Financiera Global.

Los bancos no estadounidenses siguen desempeñando un papel clave en los préstamos en dólares en todo el mundo.

Sus activos en dólares aumentaron a 12.4 billones de dólares a mediados de 2018, desde 9.7 billones de dólares en 2012 y siguen siendo comparables a los niveles anteriores a la crisis en relación con sus activos totales.

Al analizar la exposición de los bancos no estadounidenses al financiamiento en dólares y su vulnerabilidad a una posible perturbación, el FMI identificó que la diferencia entre los activos y pasivos denominados en dólares se ha ampliado a alrededor de 1.4 billones de dólares, o el 13 por ciento de los activos, desde 1 billón de dólares, o el 10 por ciento de los activos, a mediados de 2008.

"Este llamado déficit de financiación entre divisas refleja la cantidad de financiamiento que debe cubrirse utilizando instrumentos como los swaps de divisas, haciendo que los bancos sean más vulnerables", argumentan los economistas en su artículo.

En su análisis también identifica que la liquidez en dólares ha mejorado desde la crisis, pero sigue siendo inferior a la liquidez global de los balances de los bancos y además, la capacidad de estos para financiar sus activos en dólares en un horizonte de largo plazo utilizando fuentes estables, ha mejorado solo moderadamente desde 2008.

Como demostró la crisis, un aumento de los costos de financiamiento en dólares puede reverberar en todo el sistema financiero mundial. Nuestro análisis encuentra que los costos más altos aumentan las probabilidades de incumplimiento de los bancos en las economías de origen de los bancos no estadounidenses que dependen de la financiación en dólares.

Además, aumentan el estrés en terceros países que reciben préstamos de bancos no estadounidenses, siendo los prestatarios de mercados emergentes los más vulnerables porque no pueden encontrar fácilmente fuentes alternativas de financiación.

También encontramos que la fragilidad de la financiación en dólares estadounidenses puede actuar como un amplificador, ya que estos efectos negativos son especialmente pronunciados cuando cualquiera de las medidas desarrolladas en el capítulo apunta a una mayor vulnerabilidad.

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