El Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió tres recomendaciones de políticas para guiar a los gobiernos en los días difíciles que vienen por delante con el COVID-19, y básicamente son bajar las tasas de interés por parte de los bancos centrales, intensificar estímulos fiscales para apoyar a personas y empresas y cuidar que la regulación y supervisión preserven la estabilidad financiera.
"Si bien la cuarentena y el distanciamiento social es la receta correcta para combatir los impactos del COVID-19 en la salud pública, se necesita exactamente lo contrario cuando se trata de asegurar la economía global. El contacto constante y la coordinación estrecha son la mejor medicina para asegurar la economía global", señaló Kristalina Georgieva, directora gerente del organismo en un artículo publicado por el blog del FMI.
El organismo emitió este lunes tres grandes recomendaciones: los bancos centrales deben apoyar la demanda y la confianza, evitando un endurecimiento de las condiciones financieras, reduciendo los costos de endeudamiento para hogares y empresas y asegurando la liquidez del mercado.
La política fiscal debe intensificarse para proporcionar un apoyo considerable a las personas y empresas más afectadas, incluso en los sectores informales de difícil acceso y las respuestas regulatorias y de supervisión deben apuntar a preservar la estabilidad financiera y la solidez del sistema bancario mientras se mantiene la actividad económica.
Al respecto, la directora gerente afirma que los gobiernos deberían continuar y ampliar esfuerzos para llegar a las personas y empresas más afectadas con políticas que incluyen un aumento de la licencia por enfermedad remunerada y una desgravación fiscal específica.
"A medida que el virus se propaga, el caso para un estímulo fiscal global coordinado y sincronizado se hace cada vez más fuerte", señala. Refiere que en la crisis financiera mundial en 2009, el estímulo fiscal del G20 ascendió a aproximadamente el 2 por ciento del PIB, o más de 900 mil millones de dólares en dinero de hoy.
Respecto a la política monetaria, en las economías avanzadas los bancos centrales deberían continuar apoyando el aumento de la confianza al aliviar las condiciones financieras y garantizar el flujo de crédito para la economía real.
"En el futuro puede ser necesario cambiar las líneas a las economías de mercados emergentes", dijo Georgieva. Agregó que la acción política de los bancos centrales en los mercados emergentes y las economías en desarrollo necesitará equilibrar el desafío especialmente difícil de abordar las reversiones del flujo de capital y los choques en productos básicos.
En tercer lugar, la respuesta reguladora. Los supervisores del sistema financiero deben tratar de mantener el equilibrio entre preservar la estabilidad financiera, mantener la solidez del sistema bancario y actividad económica sostenida.
"Esta crisis pondrá a prueba si los cambios realizados a raíz de la crisis financiera cumplirán con su propósito. Se debe alentar a los bancos a utilizar la flexibilidad en las reglamentaciones existentes, por ejemplo, utilizando sus amortiguadores de capital y liquidez, y emprender la renegociación de los términos del préstamo para personas estresadas", señaló Georgieva.
La funcionaria destaca que la divulgación de riesgos y la comunicación clara de las expectativas de supervisión, también serán esenciales para que los mercados funcionen correctamente en el periodo venidero.
"Todo este trabajo, desde monetario hasta fiscal y regulatorio, es más efectivo cuando se hace cooperativamente. La investigación del personal técnico del FMI muestra que los cambios en el gasto, por ejemplo, tienen un multiplicador efecto cuando los países actúan juntos", apuntó en su artículo.