Fortalecer el gasto social, entendido como seguro social, asistencia social y gasto público en salud y educación, es una inversión para los países ya que estimula la productividad y el crecimiento y reduce la desigualdad, advirtió Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), al advertir que es uno de los instrumentos más importantes para enfrentar los actuales desafíos de la economía mundial.
"El gasto social no es solo un gasto, sino más bien la más sabia de las inversiones en el bienestar de nuestras sociedades. Un mayor acceso a la educación y la salud genera un aumento de la productividad entre la población en general, permitiendo que todos los ciudadanos prosperen. Para cosechar los beneficios de una economía mundial más sólida mañana, debemos comenzar por fortalecer hoy los programas sociales", expuso la funcionaria.
En su discurso ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el marco de los eventos que se llevan a cabo en Ginebra por su centenario, Lagarde expuso que los programas sociales son fundamentales para promover el bienestar de los ciudadanos y la cohesión social. Con gasto social dirigido a las pensiones públicas se puede hacer la diferencia entre pobreza y una vida digna para los adultos mayores y destacó que "la atención de la salud no solo salva vidas, las prolonga y mejora su calidad. La educación primaria y secundaria brinda a nuestros jóvenes la oportunidad de alcanzar su pleno potencial y contribuir a la sociedad".
Ubicó al gasto social como componente básico del contrato social e instrumento clave de las políticas públicas, pertinente para los retos de la economía mundial: más pensionados, menos trabajadores; los efectos de la tecnología en el trabajo y los salarios; mayor desigualdad y la amenaza del cambio climático, todo esto en un contexto de creciente descontento y menor cooperación mundial.
"Aunque el gasto social no es el único instrumento para dar tal respuesta, es indudablemente uno de los más importantes. No es de sorprender que las encuestas reflejen un creciente apoyo público a las políticas de redistribución del ingreso en muchos países", dijo.
Detalló que ante esta importancia, el FMI ha orientado su estrategia sobre gasto social en todos sus programas al considerar que "proteger a los sectores y vulnerables es, y seguirá siendo, un objetivo primordial".
Pero para poder disponer de gasto social, los países deben recaudar más ingresos internos. El FMI estima que adicionalmente se requerirán de 15 puntos porcentuales del PIB en 2030 en los países de bajo ingreso para poder financiar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, esenciales de salud, educación e infraestructura prioritaria.
"El gasto social necesita ser suficiente, pero también eficiente y estar financiado de forma sostenible. Suficiencia del gasto. Eficiencia del Gasto. Sostenibilidad fiscal. Estas son las varas que utilizaremos para medir el carácter "macrocrítico" del gasto social", apuntó.